viernes, 21 de abril de 2023

Beasts of Bourbon - Black Milk


¿Un blues? Algo por el estilo. La atmósfera es rara, pesada. Hay humo y gente muy pasada de vueltas. Algo como en la escena de Las alas del deseo de Wim Wenders, en la que aparecen tocando los Bad Seeds. Parecido pero no, no del todo. Esto no tiene nada que ver con Berlín, es Australia, la cosa artística no está, nadie quiere ser poeta en este tugurio. El escenario no existe, están tocando a la altura del piso. Son tipos bravos y se está por pudrir todo. Una buena escena para una película rutera.

Sí, es un blues, podrido al máximo, hay mucho de eso acá, en el tercer LP de estudio de Beasts of Bourbon. Banda que, al igual que muchas del país-continente, comparte integrantes con Hoodoo Gurus, The Scientists o los super eclécticos The Cruel Sea, por nombrar sólo a algunos. Era una escena prolífica, en donde todos estaban de alguna manera relacionados, había incluso miembros que tocaban en bandas que no tenían demasiado que ver entre sí. Eran todas bandas de rock, eso sí.

Con respecto a los discos anteriores, Sour Mash y The Axeman’s Jazz, se puede decir que hay un cambio. Que bajan un cambio, mejor dicho. Y eso que no había pasado mucho tiempo. Un tema como “Cool Fire” no hubiese estado en los discos anteriores. Un suerte de balada country, llena de guitarras con slide, tiene una cosa medio stone, pero la voz del gran Tex Perkins la lleva a otro lado, a un rincón más oscuro y recóndito. De la mano de “Bad Revisited” viene el primer temazo del disco; pudrición, reviente y tres o cuatro ideas musicales bien acomodadas. Blues voodoo. La tapa lo describe muy bien, una especie de ritual nocturno, dedicado vaya uno a saber a quién. Los Cramps están ahí, presentes, de manera espiritual al menos, esa cosa medio del pantano de cierto rock and roll, que cuando aparece hace efecto inmediatamente, es algo difícil de explicar. Estos tipos lo tienen. Tienen el mojo rising o como le quieras llamar. Será la llama sagrada del rock and roll, el fantasma de Robert Johnson, lo que sea, lo cierto es que hay algo espiritual en esta música.

“I’m So Happy I Could Cry”. ¿Hace falta explicar algo ahí?

“A Fate Much Worse Than Life”. Otra. ¿Qué decir?

Son las desventajas de hablar de música, creo que con esta reseña me quedo a mitad de camino, casi de forma inevitable. Como intento es válido. Nunca va a reemplazar a la magia de ponerse los auriculares y dedicarse a lo que tanto amamos; escuchar.







Escuchar online en YouTube o en Spotify.






Chequear también:
Kim Salmon & the Surrealists - Just Because You Can't See It... Doesn't Mean It Isn't There...
Tex Perkins - Dark Horses
The Darling Downs -
From One to Another




2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué bien que hables de una banda tan querida por mí. Te dejo mi análisis para completar el tuyo. Un abrazo.

http://raggedglory.blogspot.com/2018/10/black-milk.html?m=0

Beefheart Smiles dijo...

Hola Gonzalo! Ya voy para allá... a ver...

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