miércoles, 28 de enero de 2009

Kevin Ayers - Whatevershebringswesing


El estatuto de Kevin Ayers dentro de la historia del rock es, fue y será siempre el de una figura de culto, un personaje esquivo, simpático y misterioso. Comenzó su carrera junto a los legendarios Soft Machine, junto a Robert Wyatt, Daevid Allen y Mike Ratledge, grabó el legendario disco debut, se embarcó en una extenuante gira y abandonó a la banda, para tomarse un merecido descanso antes de dar comienzo a su carrera solista. Ese constante ir y venir, alternando períodos de mucha actividad con largos silencios, sería una constante en su historia discográfica.

Whatevershebringswesing (que podría traducirse como Cantamos cualquier cosa que ella traiga) es su tercer larga duración y una muestra del eclecticismo de Ayers. Siempre un paso al costado de las etiquetas, su música resulta tan difícil de encasillar que casi podría decirse que en ese punto reside su genialidad. Su idiosincracria de dandy inglés, de bon vivant un poco decadente, de borrachín, requiere una escucha cómplice, un "meterse en el personaje" porque ahi es donde mejor puede disfrutarse y comprenderse su mística.

Para probarlo basta escuchar la primer composición; "There Is Loving Among Us" se abre paso lenta y ominosa, a la espera de una película de suspenso que se apropie de ella, con una instrumentación delicada pero llena de recovecos y detalles sonoros, adoptando elementos de la música clásica de vanguardia de las primeras décadas del siglo XX. Después de este comienzo desconcertante, aparece "Margaret" con su base de teclados Hammond y su atmósfera reposada, cantada por esa voz de barítono tan característica de Ayers. Las cuerdas tejen un soporte armónico que contribuye a crear el clima pastoral, casi de otoño.

Sigue con una cancioncilla inocente, medio music hall (con sus correspondientes bronces al tono) en donde queda en evidencia una de las constantes en la escritura del músico inglés; el sentido del humor, casi siempre presente. Otro giro brusco ofrece "Song From the Bottom of the Well", retorcido y psicodélico, extraño en su estructura pero graciosísimo desde lo lírico: “Obtuve cierta información aquí abajo que puede llenar tu alma y corazón de miedo, pero no te preocupes, no te asustes, no estoy en el negocio de la magia y el misterio”. Termina seco, sin mayores prolegómenos, en medio de un compás. La canción que dá título, "Whatevershebringswesing", es otra pieza lánguida y aletargada. Con un elegante coro femenino, es una oda a la holgazanería sin culpas, la música es perfecta para el mensaje en este caso. Ayers era un fanático confeso de The Velvet Underground y lo demuestra en "Stranger In Blue Suede Shoes", en donde retoma aquel inolvidable riff de "Sweet Jane", lo invierte, juega un poco y se despacha con una historia trasnochada. Un encuentro entre el personaje de la canción y el encargado de seguridad de un establecimiento nocturno. Este fue -comprensiblemente- el tema que el sello Harvest sacó como single, con moderado pero respetable éxito de ventas.

"Champagne Cowboy Blues" es, aparentemente, un country-rock perezoso como tantos otros, pero pasado por el tamiz de Kevin Ayers logra un vuelo gracioso, particular. Para cerrar el disco en una nota tierna está "Lullaby", funciona como un preludio al mundo de lo onírico, una invitación a dejarse arropar y caer suave en el mas féliz de los sueños. El espíritu aventurero y algo jocoso de Kevin Ayers se deja ver en este disco en todo su esplendor, mas adelante seguiría brindando al mundo mas pinceladas de su genio rebelde y único pero, en Whatevershebringswesing, todos los condimentos que hacen que un menú sea simplemente irresistible estaban balanceados de manera perfecta.








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Chequear también:

Kevin Ayers - Joy of a Toy
Robyn Hitchcock - I Often Dream of Trains
Gorky's Zygotic Mynci - Barafundle




martes, 20 de enero de 2009

The Flaming Lips - Yoshimi Battles the Pink Robots


La pregunta que se habrán hecho a la hora de encarar el sucesor del aclamado Soft Bulletin puede haber sido “¿Y ahora qué hacemos?”. Después de diez discos de pop retorcido, juguetón, ruidoso e innovador, es probable que la respuesta haya sido; “Bueno, hagamos otro gran disco”.

Yoshimi Battles the Pink Robots es un triunfo en varios apartados, haber grabado un excelente LP que sigue a una obra maestra. O seguir consecuentes con una carrera y un sonido sin alejarse de lo que la banda significa.

Wayne Coyne, líder y cabeza visible del grupo, es el Brian Wilson del nuevo milenio, porque lo que consiguen con cada una de las composiciones puede entrar dentro de lo que el genio de los Beach Boys denominaba “Sinfonías para Adolescentes”, con todos los condimentos y adelantos tecnológicos brindados por la tecnología actual. No hay que olvidar que todo el arsenal de recursos desplegados en el estudio de grabación, que son muchos y muy atractivos, son sólo un agregado extra, un poco de almíbar auditivo ya que las canciones de Yoshimi Battles the Pink Robots se sustentan por si solas y podrían funcionar a la perfección con una voz y una guitarra acústica.

El balance entre experimentación y clasicismo pop es otro de los puntos clave, cuando las secciones instrumentales mas disparatadas parecen estar a punto de caerse a pedazos, aparece una canción inolvidable como sucede en los primeros compases de "In the Morning of the Magicians", una brisa de aire fresco que contrasta cierta brusquedad producida por la búsqueda sonora del anterior. Lo mismo pasa después del paseo intergaláctico que propone "It’s Summertime", cuando los primeros acordes de "Do You Realize??" nos dejan vislumbrar una de las grandes canciones en lo que va del siglo. No estaría fuera de lugar en cualquiera de los grandes discos de Neil Young de la década del setenta, de hecho la voz de Wayne Coyne tiene mas de un punto en común con el canadiense.

Freak Out de Zappa, Sgt. Peppers o Skylarking de XTC tenían grandes pretensiones conceptuales como punto de partida, pero al igual que lo que sucede en aquellos discos legendarios, en Yoshimi… aquel criterio conceptual es difuso y puede reconocerse en apenas cuatro o cinco canciones. Igual funciona como unidad, tiene sentido escucharlo completo. Se va perfilando lentamente como un clásico, como un mojón a superar y seguramente, muchos están en sus habitaciones intentando aprender las canciones o maravillándose con las sorpresas sonoras que deparan los Flaming Lips en esta entrega.








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Chequear también:

The Flaming Lips - The Soft Bulletin
Mercury Rev - Deserter's Songs
Spiritualized - Ladies and Gentleman, We're Floating In Space



lunes, 12 de enero de 2009

Pink Floyd - Soundtrack from the film "More"


Es difícil hablar de una joya perdida en el catálogo de una banda tan grande como Pink Floyd, pero More es uno de los menos celebrados, analizados, y -sobre todo- menos escuchados. Más si lo comparamos con otros discos de la banda como The Piper at the Gates of Dawn, The Dark Side of the Moon o The Wall.

Se trata de la banda sonora de una típica película de época, una historia de adicciones e infidelidades en la Ibiza de los años 60. Fue dirigida por Barbet Schroeder y, si no fuera porque la música es de Pink Floyd hubiese caído en el más cruel de los olvidos. Para el momento de este trabajo, en los últimos coletazos de la década del sesenta, Pink Floyd había perdido a uno de sus miembros emblemáticos; Syd Barrett, el líder del grupo, había sido reemplazado por David Gilmour, después de un período -fallido- de convivencia de los dos guitarristas. Venían de grabar su segundo LP, A Saucerful of Secrets que no había sido tratado con justicia. Sería revalorizado con el paso de los años. Estaban en una encrucijada, a medio camino entre la psicodelia y el kraut-rock.

More tiene momentos altísimos, puede ser escuchado de punta a punta y ser una experiencia fascinante, sobre todo para quienes nunca lo escucharon. Los paisajes sonoros siempre fueron uno de los puntos fuertes de la banda y More apela a este recurso en mas de una oportunidad, no hay que olvidar que se trata de una banda sonora, y como tal, mucha de la música que contiene fue pensada para acompañar escenas visuales. Estas composiciones instrumentales, varias de ellas de carácter puramente experimental y en algunos casos improvisatorio, funcionan perfectamente, como "Up the Khyber", firmada por Nick Mason y Rick Wright o la que abre el disco; "Cirrus Minor", un temazo. También hay lugar para canciones en el sentido más tradicional de la palabra; "Green Is the Colour" un medio tiempo de Waters tranquilo, con un exquisito solo de piano y acompañamiento de flauta dulce. O "Cymbaline", también de Waters que muestra la dirección que tomaría la banda en los años que se venían, una cadencia elegante, sobria, una melodía expresiva y dulce, fácil de memorizar y una letra que vale la pena chequear.

Quizás lo mas llamativo del disco sea "The Nile Song", un hallazgo. La música es violenta y agresiva, una elección de lenguaje infrecuente en la banda inglesa. Un riff de guitarras distorsionadas que va subiendo a través de la escala sin dar tregua en ningún momento, unas voces macabras que entonan una poesía críptica sobre una mujer de extraordinarias capacidades. Mas adelante "Ibiza Bar" retoma el mismo leitmotiv con ligeras variantes melódicas y armónicas pero con una letra radicalmente diferente sin perder un ápice de la fuerza y agresividad original.

No sería la única vez que Pink Floyd se haría cargo de música para la pantalla grande, Obscured by Clouds, Zabriskie Point y -por supuesto- The Wall. More es una obra interesante por ser un punto de inflexión en una banda que se encaminaba indefectiblemente al éxito mundial y a los grandes estadios.








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Chequear también:

Pink Floyd - Obscured by Clouds
Hawkwind - ídem [1er. LP - 1970]
King Crimson - Lizard



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