Iría a parar a la categoría "Actos de heroísmo". O dependiendo de la óptica podría ser "Grandes Suicidios Comerciales", ejemplos de no seguir por el camino fácil, por aquel que todos esperaban. Después de la pegada que fué Harvest, en donde Neil Young vendió mucho por primera vez, podría haber explotado esa veta, pero no, no fué así. En seguida vino la película Journey Through the Past, una especie de retrospectiva fumeta que no convenció a nadie. Ahí nomás encaró lo que algunos llaman "The Ditch Trilogy". En palabras del canadiense: "vi que la cosa se iba a poner aburrida, así que en vez del camino agarré por la zanja".
Así fué como vino el primero de la serie, el LP en vivo Time Fades Away, que en realidad estaba compuesto por canciones nuevas. Ahí ya se veía cómo iba a venir la mano de ahí en más. Siguió On the Beach, uno de esos que hoy todos reivindican, vale recordar que estuvo años descatalogado y no se reeditó en CD, a instancias del mismo Neil. Acá la prolijidad y amabilidad de "Heart of Gold" se ausentaba, era otra historia. Temas largos con poca -o nula- posibilidad radial, letras quejosas y retorcidas y mucho olor a porro. De repente muere Danny Whitten -de los Crazy Horse- por sobredosis de heroína y al líder le pegó y muy fuerte. Algo parecido pasó con Bruce Berry, plomo de la banda y amigo personal. Es mencionado en el tema que da título, uno de esos que todavía hoy suelen escucharse en vivo en los conciertos; “a la noche, cuando todos se habían ido, agarraba mi guitarra y cantaba una canción que era tan real como largo el día”
Los temas de Tonight's the Night destilan tristeza, amargura, decepción. Es un disco único. En "Borrowed Tune" ("estoy cantando esta melodía prestada, que agarré de los Rolling Stones") hay pifies de todos colores, notorias desafinaciones vocales, se nota que fué grabado en un estado... alterado. Que haya decidido sacarlo igual, no corregir los errores fué algo -creo- inédito. Sentimiento y performance por sobre prolijidad y precisión. Valentía antes que nada. ¿Cómo habrá sido escuchar "Speakin' Out" o "Tired Eyes" en aquel entonces? Toda una experiencia, algo nuevo, chocante, distinto. “Roll Another Number” bien podría considerarse música country, pero en una onda que poco y nada tenía que ver con lo que salía de Nashville, la máquina de hacer chorizos del estilo. "Come On Baby Let's Go Downtown" es el rock podrido que no podía faltar, lo canta el propio Whitten y patea como un burro.
Así cerraba el primer lustro de una década antológica en
la carrera de Neil Young, después vendría Zuma y el abrazo que fue Rust Never Sleeps,
en plena época de punk rock, new wave y cambio de paradigma. El espíritu de
Tonight’s the Night (y la infame trilogía en general) seguiría latiendo en el
corazón de su autor para siempre. Y en su música, claro.
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Chequear también:
Neil Young - Roxy: Tonight's the Night Live
Neil Young & Crazy Horse - Re·ac·tor
Neil Young with Crazy Horse - Psychedelic Pill
2 comentarios:
Gran reivindicación, el Young de los setenta apenas tiene rival, una música donde el error y el acierto tienen la misma importancia.
Un abrazo.
HOla Gonzalo! Me atrevo a decir que de la década del setenta son todos discos que hay que tener. Escuchados como mínimo.
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