miércoles, 13 de enero de 2010

The Cramps - Psychedelic Jungle


Todo lo que rodea a los Cramps está teñido de cierto halo de misterio, muchas veces alimentado por los mismos integrantes de la banda. Según esta mitología, Lux Interior, cantante y líder y Poison Ivy, guitarrista cavernícola de atrapante presencia escénica, se conocieron en un viaje a dedo. No hubo interés mutuo hasta que supieron que ambos estaban envueltos en cursos de ocultismo en San Francisco. Este tipo de detalles pintorescos juegan un poco en contra de lo que The Cramps verdaderamente es; una gran banda de rock en todo sentido. Supieron crear un estilo, tomando elementos del pasado, licuándolos y apropiándose de ellos con pasión, inteligencia y dedicación.

Alguien que en los momentos formativos de la banda andaba cerca en lo que a intenciones se refiere y que les dio un empujón cuando más lo necesitaban fue Alex Chilton. El ex Box Tops y Big Star, niño prodigio, guitarrista y gran compositor, estaba haciendo todo lo posible por destruir su imagen pública con presentaciones en vivo caóticas y discos de estudio difíciles, poniendo a prueba la paciencia de su público y del ambiente musical en general. Cuando vio a los Cramps en vivo no lo dudó; fue amor a primera vista.

Más allá de la fuerte impronta visual de las actuaciones en directo, Chilton quedó atrapado por el acercamiento primal y salvaje al rockabilly más ignoto, la original relectura del rock de los 50's y las perlas extraídas del arcón de los recuerdos. Vale decir que a fines de los 70's, la arqueología rockera no era lo mismo que hoy; era más difícil surfear el pasado y ni siquiera era algo que las bandas acostumbraban a hacer con la frecuencia de nuestros días. Chilton se ofreció para producir los dos primeros trabajos de estudio, Gravest Hits, el primer EP, una galería de rockabilly sucio a diferentes velocidades, y Songs the Lord Taught Us, el primer larga duración y piedra Rosetta de lo que se llamó psychobilly; los tres acordes del rock más básico, pero bañados en capas de guitarras distorsionadas y pudrición de todo tipo.

Psychedelic Jungle es eso y un poco más. No hace falta arreglar algo que no está roto, entonces los Cramps graban la continuación natural de aquel brillante primer disco. Producido esta vez por ellos mismos. "Green Fuzz", proveniente de la afamada compilación Pebbles, es el encargado de abrir el fuego, ahí está la voz de Elvis de ultratumba de Lux Interior, la guitarra de Poison Ivy que se parece más al zumbido de un moscardón que una seis cuerdas habitual y los ritmos monótonos, lentos, pegajosos. Para el rescate emotivo están "Goo Goo Muck", "Rockin' Bones", "The Crusher" y "Jungle Hop", provenientes de vaya-uno-a-saber que recóndita tienda de usados, esos discos de 45rpm que nadie quiere pero que, con el paso de los años, se vuelven incunables para los que saber afinar el oído. Uno de los originales que destaca es "The Natives Are Restless", que podría traducirse como “Los nativos están incansables”, con ese ritmo insistente, las guitarras con slide, y la letra tan típica del estilo de los Cramps, con mucho sentido del humor pero guiñando un ojo a la cultura chatarra yanqui, las películas de zombis de cuarta categoría, los coches modificados y los afiches psicodélicos y estrambóticos.

Y es ese un buen resumen del gran hallazgo -y mayor acierto- de los Cramps, ese revolver en la pestilencia para poder hallar la aguja en el pajar, es la aceptación de vivir en una cultura enferma pero sabiendo que incluso en sus regurgitaciones se pueden encontrar cosas valiosas. Fueron muchos los que entendieron el mensaje.








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