miércoles, 26 de abril de 2017

lunes, 24 de abril de 2017

The Moon - Without Earth


La figura del “tapado sixtie” ya casi no existe hoy en día, lo que significa e implica en realidad ha cambiado. Hoy cualquiera te puede hablar descaradamente de The Id o The Insect Trust, del amor que siente por el único disco de The Merry-Go-Round o lo que “flasheó” de la mano de los Red Krayola.

Eso sí, te ponés a indagar un poco y puede que te encuentres con que esa misma persona no tiene la menor idea de la existencia de Donovan, Jefferson Airplane y hasta puede llegar a desconocer la mayoría de la obra de los cuatro de Liverpool o las Majestades Satánicas. Son los delirios de esta nueva era, de Internet, tan curiosa como ridícula, interesante y a la vez tan difícil de entender o explicar.


Pero algunos discos todavía no han sido descubiertos del todo, a menos que seas un obsesivo de las rarezas hechas en la década del sesenta, es muy poco probable que hayas escuchado hablar de The Moon, una banda de estudio con dos LP en el sello Imperial; Without Earth del ’68 y un segundo disco homónimo del año siguiente. Acá participa David Marks, guitarrista relativamente intrascendente de la primera formación de los Beach Boys, alguien que -según dicen- todavía hoy cobra sus considerables dinerillos por haber aparecido en esos créditos y que, en los últimos años, obtuvo cierto renombre al ser invitado a otra de las infinitas reuniones geriátricas de los californianos.

Without Earth es un disco que podría haber logrado un poco más, es un exponente perfecto de la psicodelia pop aniñada tan frecuente por aquellos años, con no pocas similitudes con discos como Butterfly o Evolution de The Hollies, muchos trucos de estudio, voces agudísimas armonizando infinitamente, líneas de bajo al estilo McCartney y arreglos orquestales barrocos de primerísimo nivel. El primer gran tema del disco aparece de la mano de “Brother Lou’s Love Colony”, en donde desde el título mismo se percibe la intención lírica de las canciones (vendría a ser “La Colonia del amor del hermano Lou”), intentando dar en la tecla de lo que se consumía en aquel entonces. Otro gran exponente es “Give Me More”, casi al final del disco, uno de esos temas de pop de cámara a la manera de “Eleanor Rigby” o “She’s a Rainbow”, no debe haber sido fácil grabar, arreglar y producir esto. Hay que decir que el disco suena muy bien y ha envejecido con gracia. Amigos, pongansé los cascos y… ¡vamos todos a la luna!







Escuchar completo en YouTube o en Spotify.







Chequear también:

The Blades of Grass - Are Not for Smoking
Tim Hollier - Message to a Harlequin
The Hollies - For Certain Because...



miércoles, 19 de abril de 2017

5 Tapas 5: Corazonadas



Con: Danger Mouse & Daniele Luppi, The Church, The Frost, The Searchers y The Wildhearts




lunes, 17 de abril de 2017

Video de la Semana: The New Pornographers - Moves



El video con más vistas de los New Pornographers es este, por amplio margen. Una película corta, hilarante, un Spinal Tap en apenas cuatro minutos y fracción. Del quinto LP de estudio, Together, del 2010.





miércoles, 12 de abril de 2017

Tom Petty and the Heartbreakers - Long After Dark


Otra gran diferencia entre la música y el deporte, para seguir aportando a una causa que viene dejando muertos a lo loco y que, mientras la frontera siga siendo borrosa, seguirá dejando víctimas. En la música no existe eso de peores y mejores. En el fútbol sí, el que mete muchos goles es mejor que un tronco que no sabe cuál es su pierna hábil. En una carrera el que llega antes es mejor, no hay vuelta que darle. En la música habría que evitar esos parámetros de medición, a toda costa. No es mejor María Callas que Britney Spears, en todo caso podrá una ser más dotada técnicamente que la otra, pero nadie dice que eso sitúe a una por encima, como si de un podio se tratase.

¿A qué viene todo esto? No tiene mucho que ver con Long After Dark pero alguna relación hay porque este siempre fue un disco maldito, incluso su autor lo ha vapuleado en más de una oportunidad. Según él y muchos acólitos “hay discos mejores”. ¿Mejores que... qué exactamente? ¿Que otros discos de Tom Petty? ¡Si son todos más o menos iguales! No quiero decir con esto que haya algo malo en eso, siempre me gustaron los tipos que hacen algo bien y que ahí le dan. Así como también es valioso que el que quiere cambiar, le dá la cabeza y sabe hacerlo lo haga. Al fin y al cabo todo termina reduciendo al clásico me gusta vs. no me gusta. O no me interesa. Todo lo que hace Tom Petty está más o menos bien, jamás arriesga demasiado, no inventa absolutamente nada pero su convicción es tan fuerte y su tozudez / idiotez rockera termina contagiando. Sus discos siempre fueron y serán sobre rockear, la temática de él es esa; rockear, lo que implica ser rockero, la chica baila rock, en el auto, en la ruta se escucha rock a todo volumen en la radio, esa negación necia de lo que lo rodea lo convierte en algo digno de admiración… su fé ciega.

Si alguien se acuerda de su programa de radio, que no sé si todavía sigue saliendo (no creo) estaba claro que Tom Petty había dejado de escuchar música más o menos por el año ’71, es decir que de ahí en más, todo lo que pasó le fue completamente ajeno. Algo que en otros sería irritante o jugaría en contra, en su caso termina jugando a favor. Lo único que lo hace sonar moderno son los productores que contrata para cada disco y en Long After Dark es Jimmy Iovine, que cumple su función sin salirse un milímetro de lo pactado. Quizás no tiene es un tema como “American Girl” o “Refugee”, pero el disco hace lo que tiene que hacer un disco de Tom Petty and the Heartbreakers y lo hace muy por encima del promedio; rockear. 







Escuchar entero en YouTube o en Spotify.







Chequear también:

Tom Petty and the Heartbreakers - You're Gonna Get It!
Stevie Nicks - Wild Heart
Del Shannon - Drop Down and Get Me



lunes, 10 de abril de 2017

Sufjan Stevens - Carrie & Lowell


Sufjan Stevens nunca fue un tipo sin ambiciones. ¿Se acuerdan de cuando quería hacer un disco para cada uno de los estados de Estados Unidos? Esa sí que era una idea difícil de llevar a cabo. Por suerte nuestro protagonista de hoy se contentó con tener en su haber por lo menos tres o cuatro discos clásicos; Illinois o el más reciente The Age of Adz, entre otros. A esta altura de su carrera no es poco, teniendo en cuenta que se trata de alguien relativamente joven todavía.

Carrie & Lowell es diferente a los anteriores, es uno de esos discos que sirven para exorcizar demonios interiores pero tampoco se parece mucho a esos trabajos que han servido para el mismo menester. Pensemos por ejemplo en Plastic Ono Band, el grito primal de Lennon y puntapié inicial de su carrera como solista. Lo que hace Stevens es menos directo, más poético, según como se lo mire, es inteligente y, hay que decirlo, menos egocéntrico. A pesar de que las canciones son extremadamente personales, se las arregla para no hacer de esto un diario íntimo que de repente decide mostrar al mundo.

La cosa es más o menos así: los nombres del título son sus padres, la madre de Stevens se fue cuando era apenas un niño y él quedó con su padre y su hermano, ella era adicta a las drogas de mierda esas que te dan para combatir la depresión y enfermedades mentales, que no hacen otra cosa que llenarte de agujeros por otro lado. En su contra se puede decir que hay historias mucho más dramáticas o descarnadas, a su favor hay que insistir en que Carrie & Lowell nunca se trata de drama, de auto-flagelo, a pesar de estar teñido de un velo de melancolía, ésta nunca pasa a ser protagonista absoluta, ese balance está muy bien manejado. Cuando en “Should Have Known Better” cuenta que la madre los abandonó en un negocio de alquiler de videos, ese hecho ni siquiera es lo más importante de la canción, se encarga de hacer que el resto tenga el mismo nivel de intensidad. Musicalmente las decisiones parecen haber sido tomadas para reforzar lo mencionado; no transmitir un clima de opresión sino más bien dejar en claro que de la tristeza y los reveses se puede salir bien parado y, sobre todo, no caer en la obviedad del refugio ilusorio de la ironía y el descreimiento.

Esto último parece ser una constante a lo largo de la carrera de Sufjan Stevens, a veces parece un tanto ingenuo o inoncentón. Siempre es mejor eso que un cínico.







Escuchar en YouTube o en Spotify.







Chequear también:

Sufjan Stevens - Seven Swans
Elliott Smith - Roman Candle
Iron & Wine - Archive Series, Vol. 1



jueves, 6 de abril de 2017

The Byrds - Eight Miles High



Me acuerdo perfectamente que el primer disco que tuve de los Byrds fue el compilado The Original Singles 1965-1967, Volume 1. Me gustaron todos los temas casi inmediatamente pero tardé en entender bien a la banda.

"Eight Miles High" es impresionante por varios motivos, principalmente por la manera en que está compuesto, es muy diferente a todo lo que se hacía en ese año, en que en un par de meses quedabas desactualizado y los Byrds eran vanguardia total. El solo de guitarra descontrolado de McGuinn tiene influencias de Coltrane y es espectacular, en menos de tres minutos dice todo y tiene tres o cuatro ideas que juntas hacen que el mundo se ponga patas para arriba.

La connotación drogona del tema nunca me interesó demasiado pero la letra está bien, es ambigua y pícara. Ni hablar de las armonías vocales de uno de los tres o cuatro grupos más importantes de la década que definió todo lo que vendría después.




Ver video en YouTube.





Encontrala originalmente en:
Puede que no seas fanático de los Byrds pero tienen al menos cuatro discos indispensables y Fifth Dimension es uno de ellos, sin duda alguna. Además es uno de los primeros discos verdaderamente psicodélicos que se han hecho.
Fifth Dimension (1966)





lunes, 3 de abril de 2017

Video de la Semana: Brian Jonestown Massacre - When Jokers Attack



Otro que a esta altura ya se podría considerar clásico absoluto. Del gran And This Is Our Music del '02.





sábado, 1 de abril de 2017

5 Canciones 5: Ed Kuepper


Swing for the Crime

Compartiendo créditos con su ex-compañero Chris Bailey, en una versión de un tema que originalmente abría Prehistoric Sounds, el tercer LP de estudio de los australianos The Saints y último con Kuepper en la formación. Secuela natural de I Was a Mail Order Bridegroom del '95, The Return... es un disco de versiones ("Hey Joe", Tom Rush y temas propios) acústico y ese es el tratamiento que le da a un tema que, inicialmente, no parecía decir demasiado.

Aparece originalmente en: The Return of the Mail-Order Bridegroom (2014)

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The Weepin' Willow

Frontierland es un disco raro, atípico... sí, Kuepper las hizo a todas y tiene cosas para todos los gustos. Esto vendría a ser su particular relectura de Depeche Mode o incluso Pet Shop Boys; pop bailable, de máquina, electrónico y violento. Pero acá hay maldad, hay malas vibraciones por todos lados, empieza con un puñado de ruidos y ahí sí... a bailar se ha dicho.

Aparece originalmente en: Frontierland
(1997)

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Skinny Jean

Otro golpe de timón musical en una carrera que tiene más de uno, en un disco conceptual sobre Jean Lee, la última mujer ejecutada en la horca en Australia. El disco tiene una producción cavernosa, llena de eco, como los últimos cinco o seis de Tom Waits pero con una personalidad absolutamente propia y "Skinny Jean" no es la excepción. Atmósfera sórdida, batería medio jazzera y arreglos de cuerda para la ocasión. TEMAZO.

Aparece originalmente en: Jean Lee & the Yellow Dog (2008)


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Also Sprach the King of Euro-Disco

Con título-homenaje (a Richard Strauss y Nietzche) este fue uno de los cortes de difusión de su segundo LP de estudio como solista después de abandonar The Saints. Bronces en primer plano, riff de guitarra al estilo spaguetti-western y una producción bien de la época pero de esas que no envejecieron mal. En algún momento de su carrera la compañía creía que la podía llegar a pegar con Kuepper y grabó algunos discos con un presupuesto considerable. No sucedió, por suerte.

Aparece originalmente en: Rooms of the Magnificent (1986)


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The Diving Board

Más reverencias para el enorme Ennio Morricone en este temazo instrumental, de este trabajo de mediados de los noventa. Hay un saxo tejiendo una melodía medio macabra como para ambientar el asunto en un bar lleno de humo y poca luz. No tiene mucho que ver con el resto del disco pero funciona perfectamente como banda sonora de una película que no existe. Por ahora.

Aparece originalmente en: A King in the Kindness Room (1995)


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