Si vamos a hablar de Love It to Death no se puede dejar de lado una figura fundamental. En este disco en particular y en la carrera de Mr. Vincent Furnier en general. Se trata de Bob Ezrin, uno de los grandes productores de la historia de la música grabada. Hombre detrás de álbumes históricos como Destroyer, The Wall o Berlin, de Lou Reed. Después de dos LPs de estudio que podrían considerarse “tentativos” (Pretties for You y Easy Action) la banda se muda de la soleada California a Detroit. Se veían más afines a lo que pasaba en la ciudad de los motores, con MC5, Stooges, SRC y compañía.
Ellos querían a un productor experimentado y de renombre que no mostró interés en trabajar con la banda. El tipo les recomendó a Ezrin que, por aquel entonces, era un hippie de apenas diecinueve años. Con esa edad parece difícil de creer, el tipo ya tenía ideas y sabía lo que quería. Les recomendó definir claramente la estructura de los temas, que en vivo eran más bien abiertos, con lugar para la improvisación y los instó a ensayar por lo menos diez horas, todos los días de la semana. El resultado fue este monstruo maravilloso, el primer disco en que la Alice Cooper Band encuentra su norte, el que les daría resultados en más de un sentido.
Firman con Warner Brothers, el sello decide sacar antes “I'm Eighteen” como single, para ver qué pasaba a nivel comercial, para ir tanteando el agua. Funcionó. Ahí está el primer himno, un riff reconocible al instante, una letra corrosiva e irónica, de esas que permitían que muchos se sintieran identificados con el mensaje. Love It to Death tiene mucho más que un goleador acompañado por segundones. Lógicamente. De lo contrario no sería considerado uno de los grandes discos de estudio de Alice Cooper. Acá hay magia.
“Long Way to Go” podría ser un tema típico, pero el estribillo tiene una decisión inteligente, hay una modulación, serían acordes que no son los de la tonalidad original del tema, algo que para una banda de este estilo era relativamente nuevo. Todos los integrantes de la banda componían, todavía en estos años, se manejaban de manera relativamente democrática, pero no sería descabellado pensar que Ezrin aportó alguna que otra idea. “Long Way to Go” tiene groove… ¿sería la influencia indirecta de Motown? A principios de la década del setenta todavía estaba en su apogeo, si vivías en Detroit lo escuchabas aunque no quisieras, así que… ¿quién sabe? Y después están los que no podrían ser de otro que no sea Alice Cooper, acá son “Black Juju” y “Ballad of Dwight Fry”. Pesadillas hechas canción. Se podrían describir como los temas largos de los Doors (de quienes Alice siempre se proclamó fan) como “The End” o “When the Music Is Over” pero llevados a un nivel más extremo, medio gore, cercano al cine de terror, lo que más tarde se denominó horror rock.
De acá salen
Killer, School's Out y Billion Dollar Babies, la trilogía mágica de donde
todavía hoy sale la mayor parte del repertorio en vivo. Continuaciones
naturales, repletos de canciones inolvidables. Dejó una huella indeleble, después
de altibajos típicos de cualquier artista con una carrera de más de cincuenta
años, todavía sigue en pié y en buena forma. Un grande entre los grandes.
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Chequear también:
Alice Cooper - Welcome to My Nightmare
Alice Cooper - Dada
Alice Cooper - Along Came a Spider
2 comentarios:
Aquí otro fan absoluto de tetralogía que abre "Love It To Death". Es un grupo a situar en lo más alto (sean Doors, Stooges o Lou Reed, ya que los citas), y también la obra de los setenta de Alice Cooper ya como solista es muy buena.
Un abrazo.
Si señor! El "disco Elton" de él es tremendo, Goes to Hell me encanta y ni hablar de Dada, uno relativamente olvidado.
Un abrazo a vos!
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