Elliott Smith - New Moon

En “Angel In the Snow” están todos los elementos que hacen grande a Elliott Smith. La melodía melancólica y cabizbaja, el rasguido hábil mezclado con algún que otro arpegio, la armonía inteligente, la manera de componer y las letras a corazón abierto (y roto).

Grabó cinco discos fundamentales entre el ’94 y el 2000 y después de su muerte salió From a Basement on the Hill, un trabajo que lo terminaron de armar los amigos, uno de los pocos póstumos que terminan formando parte de una totalidad. Todos sus discos son indispensables, pocos han tenido semejante nivel de consistencia, a pesar de que su carrera fue relativamente corta. Ardió fuertísimo antes de desvanecerse, parafraseando a Neil Young. Hasta se dio el gusto de tener un breve flirteo con el éxito, cuando uno de sus grandes temas, “Miss Misery”, fue nominada para un Oscar por En busca del destino, con Robin Williams y Matt Damon. Su vida fue una suerte de calvario, era un tipo inseguro, perseguido por todo tipo de fantasmas y luchó toda la vida con sus adicciones. Su suicidio, a los treinta y cuatro años, no sorprendió a nadie, lo venía prometiendo en sus canciones desde… siempre.

Este sale un poco después, en el ’07, un disco doble de canciones que fueron quedando afuera de los discos de estudio oficiales. La mayoría grabadas a mediados de la década del noventa, en las sesiones de grabación de su disco homónimo y Either/Or, segundo y tercero de su discografía, respectivamente. En general este tipo de compilaciones son ítems para fanáticos, esos que padecen una fuerte diarrea posesiva y quieren tener hasta las regurgitaciones menos inspiradas de sus artistas favoritos, esas que hasta dá vergüenza ajena que se hayan editado. No es el caso de New Moon. Todo lo contrario. Este termina siendo una adición necesaria a una discografía sin fisuras. Escuchás los primeros cuatro o cinco temas (¡tiene veinticuatro!) y tenés al menos dos que son temazos inmediatos, “High Times”, “New Monkey”, con una letra estremecedora o el precioso “All Cleaned Out” (“… te ví con el maquillaje cayéndose). Las canciones de Elliott Smith podían pegar debajo del cinturón y de varias maneras, podés ignorar las letras y dejar que el clima reflexivo vaya entrando, despacio, sin pedir permiso. No es música para compartir con amigos, es para la soledad, para la introspección, para confirmar que todos tenemos demonios agazapados y de paso admirar que, algunos, hacen canciones con eso. Y como las que hacía Elliott Smith hay pocos, poquísimos.

No son muchas las personas que han logrado hacer algo con la tristeza extrema, Berlin de Lou Reed podría ser un ejemplo, ni hablar de Nick Drake y el tercero de Big Star, una influencia clave en Elliott Smith, hasta hay una versión del super clásico “Thirteen” acá. Cuidado con New Moon, que no te agarre con la guardia baja.







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