OK, tiene sentido, si tenías más de veinticinco y ya conocías a los Damned o a los Circle Jerks, es entendible que no te terminaran de cerrar. Pero si andabas entre quince y veintipico, esto te agarraba de la solapa y no te soltaba. La velocidad era vertiginosa. ¿Cómo hacían para tocar así? Todavía hoy, en un mundo en donde salieron diez mil bandas imitando -mal- esto, es claro que replicarlo no era tan fácil como podría llegar a parecer.
Sería como un lavado de cara lo que habían hecho bandas como Adolescents, Bad Brains, hardcore punk o como le quieras llamar. Con una vuelta de tuerca, una prolijidad inédita, estribillos pegadizos al máximo y unas letras que, podían gustarte o no, nunca se habían visto. All Ages sale en el momento justo, en el '95, en el pico de éxito mundial de este estilo de música, tiene temas que van desde el primer LP de estudio de la banda, omite olímpicamente el malogrado Into the Unknown y llega hasta Generator. Justo antes del que para muchos sería la obra maestra de Bad Religion; Recipe for Hate, el que tenía “American Jesus”, “Kerosene” y “Skyscraper”, entre otros.
¿Tiene la variedad suficiente? Algo que un disco de más de veinte temas necesita. Sí y no. Esto, si sos ajeno al asunto es como el reggae, todo te va a sonar más o menos igual. Pero si estás familiarizado, podés incluso llegar a apreciar algo bastante parecido a una evolución. No es lo mismo “Fuck Armageddon... This Is Hell”, que acá aparece en una versión en vivo al borde del descarrilamiento (cosa que no sucede, claro está) que “21st Century (Digital Boy)”, temazo indispensable en la carrera de los californianos, originalmente de Against the Grain y más tarde regrabado para el impecable Stranger Than Fiction, el último con el guitarrista histórico Brett Gurewitz, dueño hasta hoy del sello Epitaph. “Ey, hacé lo que quieras, la holgazanería y la disipación llevan a la apatía” cantaba Greg Graffin en “Do What You Want”, en All Ages hay una versión en vivo a toda velocidad, te puede quebrar el cuello si no te pones el cinturón de seguridad. “No Control”, “Atomic Garden”, “Modern Man”, los temas van pasando sin dar tregua, en muchos casos terminando a los dos minutos y poco más, una síntesis muy característica en el género. Tómalo o déjalo, como suele decirse, en este caso más que nunca.
Bien, mal o
a pedazos, Bad Religion es una de las pocas bandas que sobreviven, las que compartían
escenario con ellos en aquellos años dorados han quedado semi-olvidadas, ellos
tenían más que el promedio, eran un poco a su manera, diferentes al
resto y eso siempre se valora con los años. Como toda banda relativamente
grande, tienen sus detractores. Tendrán sus motivos.
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Chequear también:
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