Grant Lee Buffalo - Jubilee

Se ve que en esta época era ineludible el sonido Seattle, el grunge, digamos. “APB”, el primer tema del cuarto y último disco de Grant Lee Buffalo, empieza a pura garra, a guitarrazo limpio. Las bandas se parecían en varias cosas; sonido, actitud, forma de componer, arreglar y grabar los discos. Pero todas tenían orígenes diferentes, muchas no compartían influencias y de la parte lírica mejor ni hablemos. Igual, en el mismo tema, te das cuenta de que no va a ser fácil encasillar a una banda como esta. Cuando llega “Seconds” ya lo sabés, a ciencia cierta. Qué similar la voz a la de Eddie Vedder ¿o me parece a mí?

Un poco de repaso parece necesario. Estos tipos eran los mismos que habían formado Shiva Burlesque, a fines de los ochenta, con apenas veinti-tantos ya estaban buscándole la vuelta a la identidad y lo lograron prácticamente en seguida. Después de dos discos se va Jeffrey Clark pero se queda Joey Peters y, con Grant-Lee Phillips, forman esta banda. Salen al ruedo con Fuzzy, en el ’93. Un discazo,  muy representativo de aquellos años. Hacen tres discos antes de este y giran con bandas mucho más conocidas que ellos, en donde se hacen amigotes de algunos pesos pesados como R.E.M., Smashing Pumpkins o Pearl Jam.

Si mirás los créditos de este disco podés ver que habían cosechado no pocas amistades, Robyn Hitchcock aparece en dos temas, Michael Stipe canta en “Everybody Needs a Little Sanctuary”, uno de los grandes momentos del disco y Jon Brion toca pianos en varias de las canciones. Otro punto álgido acá es “Come to Mama, She Say”, una viñeta de americana de esas que terminarían definiendo a Grant Lee Buffalo y la excelente carrera solista de su cantante y compositor principal. Acá aparece como invitado Mark Everett, alias “E”, más conocido como frontman y líder de Eels, otra banda que pasaba por un gran momento en aquellos años. Jubilee es un disco largo, necesita tiempo para ser digerido, va revelando sus encantos de a poco, tiene miles de recovecos por los cuales ingresar. Pero cuando aparece es como la salida del arco iris, en uno de esos días en que llovío una semana entera.

No vendío lo que la compañía esperaba, sí, todavía a fines de los noventa, se esperaba algo de un lanzamiento discográfico y ya habían perdido a un miembro (Paul Kimble) a la hora de entrar a grabar este, el que sería el epitafio de Gran Lee Buffalo. Que linda forma de despedirse.








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