miércoles, 26 de septiembre de 2018
lunes, 24 de septiembre de 2018
Lee "Scratch" Perry & the Upsetters - Return of the Super Ape
Si Troilo
es Argentina, Hank Williams es Estados Unidos y los Kinks son Inglaterra,
entonces Lee Perry es Jamaica. Bob Marley, con todo su enorme mérito, era un
producto for export, como varios sabrán, preparado -en el buen sentido de la
palabra- para consumo masivo, o blanco mejor dicho. Lee “Scratch” Perry tiene a
sus ancestros en el cuerpo y se nota. De acá podés escuchar por ejemplo “Crab
Yars” y sentir el peso de una historia en la música, de la historia de un
pueblo y de una raza, con un nivel de autenticidad y espontaneidad que
raramente se ha alcanzado. Tiene algo de la música nyahbinghi, percusivo, con
unas armonías vocales medio diabólicas.
En una revista hace un tiempo votaron a Lee “Scratch” Perry como el artista más influyente del siglo veinte. Puede sonar exagerado, pero también tiene sentido, sobre todo si se tiene en cuenta el impresionante nivel de productividad que tuvo en sus años dorados; toda la década del setenta y gran parte de la siguiente. Además de hacer sus propios discos y los de los Upsetters, produjo y arregló a una infinidad de artistas jamaiquinos, cuando dejó de vivir en Jamaica siguió colaborando con gente más joven y enseñando su oficio y todavía hoy sigue sacando discos valiosos como el doble Back On the Controls, del 2014. También hay que decir que es un hábil publicista de su propia obra, cuando supuestamente prendió fuego su mítico estudio de grabación para “alejar a espíritus malignos”, no faltaron los que dijeron que fue para cobrar un seguro o algo por el estilo, mucho más terrenal y lógico.
Dicen que segundas partes nunca fueron buenas, pero siempre hay excepciones para toda regla y esta es una de esas. Return of the Super Ape sale en el ’78, dos años después que Super Ape, uno de los discos indispensables de cualquier discoteca que se precie de tal. ¿Más de lo mismo? Sí y no. No despega de lo anterior, no es un cambio drástico, pero tiene que ver y eso ya es mucho, hay que pensar esas bases, hay que usar esos efectos, cantar y grabar de esa forma. Acá cada tema tiene una identidad, dentro de un género que podría sonar o parecer acotado.
El gran chiste de Lee Perry es haberle hecho creer a muchos que estaba loco. En realidad el manejo de la delgada línea entre delirio y cordura es su marca registrada, uno de los sonidos más imitados de la historia de la música popular de la era moderna. A poner los graves al máximo y encender la pipa de la paz.
Escuchar en YouTube o en Spotify.
Chequear también:
Max Romeo & the Upsetters - War Ina Babylon
The Congos - Heart of the Congos
Mad Professor & Lee "Scratch" Perry - Dub take the Voodoo out of Reggae
martes, 18 de septiembre de 2018
Savoy Brown - Looking In
Otra era, otros
tiempos, otra historia. Vamos a remitirnos a los números. Mientras un grupo activo
y exitoso hoy en día saca un disco cada tres o cuatro años, los Savoy Brown, en
lo que se puede considerar "etapa clásica", sacaron diez discos en cinco años. Impresionante. Otra vez; eran otros tiempos. Está bien, se
entiende, hoy nadie quiere escuchar canciones nuevas, es tal el grado de saturación,
que el manotazo de ahogado de la industria musical ahora es promover artistas (muy
entre comillas esto último) que no hacen discos y se limitan al temita de YouTube
o las plataformas online.
En el dorado ’67 sale Shake Down, el disco debut de los ingleses y en el ’72 aparece Lion's Share, que muchos consideran el último LP de estudio de la formación más emblemática que tuvo la banda. Una formación con más idas y venidas que un equipo de futbol europeo, que todavía hoy se mantiene en pié, a los tropezones, pero en pié. En el medio hay grandes discos como este, Looking In, del ’70, uno de los indispensables de Savoy Brown, del blues rock en su período dorado y del rock and roll de principios de la década del setenta en general, la etapa pre-punk se podría decir.
Vale decir que salvo dos temas, todos están compuestos por Kim Simmonds, el guitarrista de la banda y miembro fundador, el que se las bancó a todas y mantuvo la banda a flote a lo largo de su historia. Los restantes llevan la firma del bajista Tony Stevens y en “Leavin' Again” comparte créditos con Dave Everett, más conocido como Lonesome Dave y parece predecir el futuro porque el dúo haría las valijas para formar Foghat y cansarse de vender, sobre todo en Estados Unidos. ¿Y de qué va la cosa? Muy simple; blues rock del bueno y viejo, sin vueltas ni rebusques, palo y a la bolsa, cero pretensiones, esta música se contraponía de forma natural a las nubes de pedos en las que parecían vivir los músicos de rock progresivo, cantando sobre mundos imaginarios y viajes interestelares. Acá hay menos intelectualidad y más calle, más mugre, como el blues digamos, para hacerla corta. Se puede asociar a la etapa de Fleetwood Mac antes del disco homónimo y Rumours, a los primeros discos solistas de Clapton o los Groundhogs de Tony McPhee en la etapa de Blues Obituary. Pero los Savoy Brown tienen personalidad propia y la variedad musical indispensable para sostener un LP completo dentro de este estilo.
Los álbumes de la etapa ya mencionada son intercambiables en el mejor sentido de la palabra; son todos buenos, cualquiera de esos te sirve de introducción perfecta. Después, seguro… vas a querer más.
Escuchar online en YouTube o en Spotify.
Chequear también:
Savoy Brown - Raw Sienna
Ten Years After - Cricklewood Green
Derek & the Dominos - In Concert
lunes, 17 de septiembre de 2018
Video de la Semana: The Cure - A Letter to Elise
Tercer y último single de Wish, del '92, la última obra maestra de The Cure.
miércoles, 12 de septiembre de 2018
Iceage - Beyondless
“No estoy
peleando por un país, estoy peleando para trascender, porque no podemos parar
de matar y nunca vamos a parar” canta Elias Bender Rønnenfelt en “Hurrah”, el
tema que abre el cuarto disco de estudio de los daneses Iceage, al borde del
desbarranco, tanto musical como emocional. Los pibes nórdicos no son una banda
para tomar a la ligera y lo demuestran, sin vueltas ni dobleces.
En “Painkiller” aparece la primera muestra de las novedades con respecto a los discos anteriores, que habían sido discos de post-punk retorcido, gélido, sucio y de dientes afilados. No te daban descanso en ningún sentido. Acá sí. Las letras y las preocupaciones líricas siguen siendo más o menos las mismas, pero la paleta sonora aumenta considerablemente, con bronces, cuerdas y arreglos inesperados. Tenían que hacer un cambio para no hacer por cuarta vez el mismo disco, lo hicieron y les salió bien. Puntos a favor. “Under the Sun” también se permite bajar un cambio, respirar un poco, al menos en cuanto a velocidad, parece que Birthday Party y Nick Cave solista están entre los discos que estos pibes atesoran con devoción, lo tienen como referencia, es la que salta más rápido, pero de ninguna manera es evidente, no es calcado. “Voy a reproducirme como una rata y esparcirme por todo el mapa, llegará el día en que todos lleguen arrastrándose, una procesión completa al borde de quebrarse”… se puede decir que no son gente “liviana” los muchachos.
Hay densidad por todos lados, atmósfera pesada. “Voy a hacer un exorcismo conmigo mismo” cantan en “The Day the Music Stopped”, uno de los grandes temas del disco, en medio de una tormenta de instrumentos de viento, mientras el cantante se retuerce y quiebra la garganta, para reforzar la idea de opresión de alma, de tortura mental. Iceage no cambió en este apartado, siguen siendo ideales para espantar vecinos, sin ser una banda inescuchable, hay cierto nivel de musicalidad que los separa de grupos similares. “Plead the Fifth” bien podría ser un tema de Echo & the Bunnymen de la época más inaccesible, de Porcupine o Heaven Up Here, pero hay algo que hace que esta sea música del siglo veintiuno, inequívocamente moderna, actual. Si quieren un pico de intensidad, no hace falta más que escuchar la parte instrumental de “Catch It”, hay violencia contenida, habilidad a la hora de interpretar y la voz suena a medio camino entre Robert Smith de The Cure y el Iggy de la primera época, con los Stooges.
Puede que las referencias y los puntos en común que uno encuentra al escucharlos sean erróneos porque los integrantes de la banda andan por los veinticinco de años y no tendrían porque conocer ese pasado. Lo que hacen suena a nuevo y con eso basta.
Escuchar en YouTube o en Spotify.
Chequear también:
The Beasts of Bourbon - The Axeman's Jazz
Editors - The Back Room
Iceage - Plowing Into the Field of Love
lunes, 10 de septiembre de 2018
Sombrero - El calor de Purmamarca
De acá me gusta todo. El título, el desarrollo del tema, la letra, los arreglos. Está a la altura de cualquiera de los grandes discos de Calexico o Giant Sand. Los conocí en la disquería en que trabajaba hace unos años, apenas había salido el disco. Los pibes de la disquería no sabían bien qué pensar, si era una genialidad o una ridiculez, siempre a la espera de que una revista o un sitio banana les indique qué opinar.
Yo lo supe de inmediato y me llevé el disco a mi casa muy contento. Lo gasté.
Después tuve la suerte de tocar con ellos en mi ciudad natal, eran gente accesible, las estrellas de rock ya no existen por suerte, los grandes hacedores de música de la era moderna son gente de carne y hueso. Pero cuando ví que se acercaban, siluetas recortadas caminando a lo lejos por la avenidad principal, para mí era una escena de Los Siete Magníficos y en la prueba de sonido lloré -disimuladamente- de la emoción.
Escuchar en YouTube.
Encontrala originalmente en:
Este es el último disco que me cambió la vida. Antes el folclore era música de fachos, de chauvinistas y patrioteros. Después de escuchar el debut de Sombrero supe que estaba equivocadísimo. Lo considero uno de los grandes discos en lo que va de este siglo. El día que las revistas y medios dejen de hablar de los Beatles, Stones y todo lo que tiene más de treinta años por ahi van a reparar el error que están cometiendo.
Sombrero (2014)
jueves, 6 de septiembre de 2018
Roky Erickson & the Explosives - Halloween: Live 1979-1981
Horacio "Bombacha" Embón, el cronista exaltado
Conocí a Roky Erickson allá por el 2009, fue sentir algo muy fuerte y novedoso que antaño podía encontrar tal vez en una vieja historieta, o en una horror movie clase B.
Materiales que generaban en mí esa clase de pasión, muy propia y difícil de transmitir o explicar: te pasa o no te pasa, y si asi lo fuera, no deja de ser algo muy personal, aun a pesar de su carácter de placer compartido... Estaba frente a música que tenía que ver con absolutamente todo lo que mi cabeza era ávida de procesar: gore, psicodelia y culto a lo oscuro y místico.
Nada fue casual, pararme frente al demonio de fuego era algo que a mis veintitantos, ya mi inquieto y experimental ser se venía preparando de antes, cosa de estrolarme de tetas y hacia el frente, chocarme derecho contra lo más oscuro posible. Y me entregué, entero, sabiendo que el cobijo de Lucifer y los aliens, era mi lugar propio, ganado y merecido. Caminar con el zombie, el viento y mas, una noche de vampiros siempre fue mi destino, lo sentía y terminé de comprender a primera escucha de ese disco de 1980. Criaturas cerebrales atómicas y perros de dos cabezas sacaron a pasear mi mente por el más corrosivo ácido que lejos de ser alcalino, profundizaron mis pensamientos hacia allí donde la oscuridad era mas latente, más palpable, sensible a cualquier destello de lumínica magia negra.
Como un Sputnik pronto a colapsar el domo, allí me desplazaba entregado pleno a la cosmovision de un incomprendido, un paria al que sometieron a los más sórdidos experimentos del MK Ultra. Y asi y todo, se superó a si mismo ahondando más y más en su propia ilusoria forma de existencia regalando el más puro e iridiscente rock 'n roll cuando todo era establishment de máquinas y samples. Como si hubiera un abismo entre los "elevadores" y el largo y pronunciado encierro de una mente que aún en ese momento jamás dejó de respirar ondas electromagnéticas y de conectarse con otros planos de existencia.
Siento que todo eso sigue siendo evidente y totalmente vigente en las grabaciones piratas que el artista ha dejado para la posteridad. Pasaron los años y aún me hallo pensando en demonios y martillos sangrantes. Por la alegría de saber que podré seguir disfrutando de todo esto en lo que me quede de vida, loas al gran Roky Erickson, mi corazón y pensamientos estarán marcados por siempre por su obra. Por tanto creo, es momento de pasar la antorcha: los dejo con su obra en vivo, grabada con calidad suficiente como para poder, al menos, presentir de que va el legado de un hombre que se codeó, espadeó, y conectó con algo muy profundo... y gracias al diablo, volvió para contarlo. Agarrá lo que puedas.
Escuchar en YouTube o en Spotify.
Chequear tambien:
The 13th Floor Elevators - Easter Everywhere
Roky Erickson & the Aliens - ídem [t.c.c. The Evil One]
Spacemen 3 - Sound of Confusion
Conocí a Roky Erickson allá por el 2009, fue sentir algo muy fuerte y novedoso que antaño podía encontrar tal vez en una vieja historieta, o en una horror movie clase B.
Materiales que generaban en mí esa clase de pasión, muy propia y difícil de transmitir o explicar: te pasa o no te pasa, y si asi lo fuera, no deja de ser algo muy personal, aun a pesar de su carácter de placer compartido... Estaba frente a música que tenía que ver con absolutamente todo lo que mi cabeza era ávida de procesar: gore, psicodelia y culto a lo oscuro y místico.
Nada fue casual, pararme frente al demonio de fuego era algo que a mis veintitantos, ya mi inquieto y experimental ser se venía preparando de antes, cosa de estrolarme de tetas y hacia el frente, chocarme derecho contra lo más oscuro posible. Y me entregué, entero, sabiendo que el cobijo de Lucifer y los aliens, era mi lugar propio, ganado y merecido. Caminar con el zombie, el viento y mas, una noche de vampiros siempre fue mi destino, lo sentía y terminé de comprender a primera escucha de ese disco de 1980. Criaturas cerebrales atómicas y perros de dos cabezas sacaron a pasear mi mente por el más corrosivo ácido que lejos de ser alcalino, profundizaron mis pensamientos hacia allí donde la oscuridad era mas latente, más palpable, sensible a cualquier destello de lumínica magia negra.
Como un Sputnik pronto a colapsar el domo, allí me desplazaba entregado pleno a la cosmovision de un incomprendido, un paria al que sometieron a los más sórdidos experimentos del MK Ultra. Y asi y todo, se superó a si mismo ahondando más y más en su propia ilusoria forma de existencia regalando el más puro e iridiscente rock 'n roll cuando todo era establishment de máquinas y samples. Como si hubiera un abismo entre los "elevadores" y el largo y pronunciado encierro de una mente que aún en ese momento jamás dejó de respirar ondas electromagnéticas y de conectarse con otros planos de existencia.
Siento que todo eso sigue siendo evidente y totalmente vigente en las grabaciones piratas que el artista ha dejado para la posteridad. Pasaron los años y aún me hallo pensando en demonios y martillos sangrantes. Por la alegría de saber que podré seguir disfrutando de todo esto en lo que me quede de vida, loas al gran Roky Erickson, mi corazón y pensamientos estarán marcados por siempre por su obra. Por tanto creo, es momento de pasar la antorcha: los dejo con su obra en vivo, grabada con calidad suficiente como para poder, al menos, presentir de que va el legado de un hombre que se codeó, espadeó, y conectó con algo muy profundo... y gracias al diablo, volvió para contarlo. Agarrá lo que puedas.
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The 13th Floor Elevators - Easter Everywhere
Roky Erickson & the Aliens - ídem [t.c.c. The Evil One]
Spacemen 3 - Sound of Confusion
miércoles, 5 de septiembre de 2018
lunes, 3 de septiembre de 2018
5 Canciones 5: José Larralde
Romance de una esperanza
En el mismo disco que también tiene el clásico "De los pagos del tiempo" está este poema musicalizado. Sí señores, el gaucho también se enamoraba y la poesía de El Pampa cala hondo en los huesos. Diferente al resto de los temas del disco, tanto desde la música como la letra y ubicado estratégicamente al final, en el lado B. "Pudo haber sido el embrujo de tu mate o tus palabras de seda, pero yo no soy el mismo".
Aparece originalmente en: Amigo (1970)
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En el mismo disco que también tiene el clásico "De los pagos del tiempo" está este poema musicalizado. Sí señores, el gaucho también se enamoraba y la poesía de El Pampa cala hondo en los huesos. Diferente al resto de los temas del disco, tanto desde la música como la letra y ubicado estratégicamente al final, en el lado B. "Pudo haber sido el embrujo de tu mate o tus palabras de seda, pero yo no soy el mismo".
Aparece originalmente en: Amigo (1970)
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Sartén de bagre
La cara A de este disco tiene la música de la película Santos Vega, el mismo Larralde se encargó de pedirle a sus seguidores que no vayan a verla al cine apenas vió como había quedado. Pero en la cara B está esta joya perdida de su inmenso catálogo. El nene pobre que va a pescar para comer queda retratado en esta chamarrita litoraleña que muestra el costado tierno del hombre de Huanguelén, Coronel Suarez.
Aparece originalmente en: Milonga de tiro largo (1972)
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La cara A de este disco tiene la música de la película Santos Vega, el mismo Larralde se encargó de pedirle a sus seguidores que no vayan a verla al cine apenas vió como había quedado. Pero en la cara B está esta joya perdida de su inmenso catálogo. El nene pobre que va a pescar para comer queda retratado en esta chamarrita litoraleña que muestra el costado tierno del hombre de Huanguelén, Coronel Suarez.
Aparece originalmente en: Milonga de tiro largo (1972)
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Asigún salga
La cantidad de reflexiones y verdades que tira antes de que empiece la música... admirable. "Un libro es como un cajón de mueble, si adentro hay cosas útiles, uno lo abre a cada rato" y eso es sólo el principio. La capacidad de Larralde para dejarte pensando con dos o tres versos lo pone al nivel de Confucio, Nietzche o cualquier pensador que se te venga a la mente. Después de la introducción cuenta una historia de un encuentro con un puma, a medio camino entre comedia, pintura de época y relato gauchesco. Único e inigualable.
Aparece originalmente en: De hablarle a la soledad (1976)
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La cantidad de reflexiones y verdades que tira antes de que empiece la música... admirable. "Un libro es como un cajón de mueble, si adentro hay cosas útiles, uno lo abre a cada rato" y eso es sólo el principio. La capacidad de Larralde para dejarte pensando con dos o tres versos lo pone al nivel de Confucio, Nietzche o cualquier pensador que se te venga a la mente. Después de la introducción cuenta una historia de un encuentro con un puma, a medio camino entre comedia, pintura de época y relato gauchesco. Único e inigualable.
Aparece originalmente en: De hablarle a la soledad (1976)
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Milonga de los braceros
Una de las características que hacen de Larralde un tipo valioso es que siempre se puso del lado de los desprotegidos, de los explotados, que fueron, son y serán siempre los mismos. El patrón casi siempre es retratado como lo que es: un tirano. El señor de los deschalados, trabajando de sol a sol por dos mangos, con las manos a la miseria. Una cita definitiva: "al ver las trojas bien llenas pero vos no tenés nada".
Aparece originalmente en: Permiso (1968)
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Una de las características que hacen de Larralde un tipo valioso es que siempre se puso del lado de los desprotegidos, de los explotados, que fueron, son y serán siempre los mismos. El patrón casi siempre es retratado como lo que es: un tirano. El señor de los deschalados, trabajando de sol a sol por dos mangos, con las manos a la miseria. Una cita definitiva: "al ver las trojas bien llenas pero vos no tenés nada".
Aparece originalmente en: Permiso (1968)
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Grito de silencio
Segundo larga duración, acá podés encontrar uno de los poemas más sentidos de la primer etapa de Larralde, una canción de amor que no tiene nada que envidiarle a ninguno de los grandes exponentes del género. "Quisiera verte llegar confundida entre flores de un verano, quisiera darte la luz que va por el aliento de tu tallo, quisiera sentir tu celo ahogando mi pecho y en tu rubor". No es una de sus facetas más reconocidas pero acá también hay mucho y de gran calidad.
Aparece originalmente en: El sentir de José Larralde (1968)
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Segundo larga duración, acá podés encontrar uno de los poemas más sentidos de la primer etapa de Larralde, una canción de amor que no tiene nada que envidiarle a ninguno de los grandes exponentes del género. "Quisiera verte llegar confundida entre flores de un verano, quisiera darte la luz que va por el aliento de tu tallo, quisiera sentir tu celo ahogando mi pecho y en tu rubor". No es una de sus facetas más reconocidas pero acá también hay mucho y de gran calidad.
Aparece originalmente en: El sentir de José Larralde (1968)
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sábado, 1 de septiembre de 2018
Video de la Semana: The Who - Join Together
¿El período de oro de The Who? La época de fines de los sesenta / principios de la década siguiente. Había salido Tommy, se habían vuelto super-estrellas de un día para el otro y podían hacer basicamente lo que querían. Townshend apareció con el concepto para Lifehouse, más ambicioso todavía pero más difícil de llevar a la práctica. Por suerte lo simplificaron y salió Who's Next, uno de los grandes discos de rock 'n' roll de todos los tiempos.
Todos y cada uno de los singles, sus respectivas caras B y los conciertos que dieron en esta etapa están marcados por el "toque de Midas" de una banda en la cumbre, en todo sentido.
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