miércoles, 12 de septiembre de 2018

Iceage - Beyondless


“No estoy peleando por un país, estoy peleando para trascender, porque no podemos parar de matar y nunca vamos a parar” canta Elias Bender Rønnenfelt en “Hurrah”, el tema que abre el cuarto disco de estudio de los daneses Iceage, al borde del desbarranco, tanto musical como emocional. Los pibes nórdicos no son una banda para tomar a la ligera y lo demuestran, sin vueltas ni dobleces.

En “Painkiller” aparece la primera muestra de las novedades con respecto a los discos anteriores, que habían sido discos de post-punk retorcido, gélido, sucio y de dientes afilados. No te daban descanso en ningún sentido. Acá sí. Las letras y las preocupaciones líricas siguen siendo más o menos las mismas, pero la paleta sonora aumenta considerablemente, con bronces, cuerdas y arreglos inesperados. Tenían que hacer un cambio para no hacer por cuarta vez el mismo disco, lo hicieron y les salió bien. Puntos a favor. “Under the Sun” también se permite bajar un cambio, respirar un poco, al menos en cuanto a velocidad, parece que Birthday Party y Nick Cave solista están entre los discos que estos pibes atesoran con devoción, lo tienen como referencia, es la que salta más rápido, pero de ninguna manera es evidente, no es calcado. “Voy a reproducirme como una rata y esparcirme por todo el mapa, llegará el día en que todos lleguen arrastrándose, una procesión completa al borde de quebrarse”… se puede decir que no son gente “liviana” los muchachos.

Hay densidad por todos lados, atmósfera pesada. “Voy a hacer un exorcismo conmigo mismo” cantan en “The Day the Music Stopped”, uno de los grandes temas del disco, en medio de una tormenta de instrumentos de viento, mientras el cantante se retuerce y quiebra la garganta, para reforzar la idea de opresión de alma, de tortura mental. Iceage no cambió en este apartado, siguen siendo ideales para espantar vecinos, sin ser una banda inescuchable, hay cierto nivel de musicalidad que los separa de grupos similares. “Plead the Fifth” bien podría ser un tema de Echo & the Bunnymen de la época más inaccesible, de Porcupine o Heaven Up Here, pero hay algo que hace que esta sea música del siglo veintiuno, inequívocamente moderna, actual. Si quieren un pico de intensidad, no hace falta más que escuchar la parte instrumental de “Catch It”, hay violencia contenida, habilidad a la hora de interpretar y la voz suena a medio camino entre Robert Smith de The Cure y el Iggy de la primera época, con los Stooges.

Puede que las referencias y los puntos en común que uno encuentra al escucharlos sean erróneos porque los integrantes de la banda andan por los veinticinco de años y no tendrían porque conocer ese pasado. Lo que hacen suena a nuevo y con eso basta.








Escuchar en YouTube o en Spotify.







Chequear también:

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