Disfrutaron de algo que les terminó jugando en contra. Fueron niños mimados de esos medios que siempre están olfateando las novedades, que se vuelven locos con cualquier cosa que sea algo recién salido del horno. Esos medios (y su público) abandonan a quien entronizaron con la misma velocidad que un yogur supera su fecha de vencimiento. Claro, tienen más de cinco o seis años, ya no son “la cosa nueva” para cancherear con los conocidos, ya fue, ya está. El primer disco estaba por todos lados, fue muy comentado en su momento, a principios del siglo veintiuno. Los pibes eran muy jóvenes y ya se veía que tenían algo, que eran especiales. Ian Broudie, el capo de Lightning Seeds, los persiguió para producirlos e hizo un buen trabajo. Tenían un buen cóctel de influencias, interesante, inédito. Pero no sabían bien qué tipo de banda querían ser, tiraban los fideos a la pared y veían cuál quedaba y cuál caía. Ese método con el tiempo fué cambiando.
The Coral fue encontrando su identidad y una muy bien definida, delineada con cariño, con un amor por la música del pasado que no es frecuente. Roots & Echoes, el cuarto disco de estudio (quinto si contamos el capricho Nightfreak and the Sons of Becker) era la primer obra maestra. Ahí no sobraba absolutamente nada. Once canciones extraordinarias. No se enteró nadie. Los hipsters los habían abandonado hace rato y quedó para un nicho con menos gente que un partido de la B domingo a la mañana. De ahí en adelante fué que mostraron lo que valían, sacando pecho y siguiendo adelante con maravillas como Butterfly House o Distance Inbetween.
Y esto último es un acto quijotesco, directamente. Una pelea contra los molinos de viento. Seguramente los tipos tienen sus seguidores, esos acérrimos que no deben ser muchos pero, al ser una banda inglesa, siempre van a estar, pueden darse ciertos lujos. Sacan dos discos simultáneos, gemelos, los dos en el mismo año. Cuando prácticamente NADIE espera canciones nuevas de NADIE. Sea of Mirrors, que creo que es la banda sonora de una película imaginaria y su compañero, Holy Joe's Coral Island Medicine Show. El segundo es considerado como una suerte de Sancho Panza, a pesar de que no tiene nada que envidiarle a su supuesto hermano mayor. ¿Y que hay acá? Una depuración extraordinaria de todo lo que habían mostrado hasta ahora, una colección de canciones con una coherencia estética formidable, un hilo conceptual reconocible al instante, al menos desde lo musical. Ellos lo definieron como una suerte de Burt Bacharach con Morricone, pero es otro acto de modestia por parte de los pibes. Es una maravilla esto, me la juego y digo que esto puede medirse con cualquier gran disco de la época que prefieras.
Por supuesto,
como toda obra recién estrenada, necesita de la valoración única que otorga el
paso del tiempo, ver y apreciar como “decanta” con los años y demás cuestiones
que hoy no podemos tener en cuenta. Hay que animarse de vez en cuando, acá está
el Rubber Soul de nuestros días. El Marquee Moon de los años veinte. Sea Change
para la era moderna. Llena vos con el que se te ocurra.
Escuchar online en YouTube o en Spotify.
Chequear también:
Ian Skelly - Cut from a Star
James Skelly & the Intenders - Love Undercover
The Coral - Move Through the Dawn
No hay comentarios:
Publicar un comentario