miércoles, 15 de enero de 2020

Rush - Caress of Steel


Un riff de guitarra raro, rockero y diferente, entra la banda con uno de los redobles patentados de su baterista y ahí nomás aparece la voz, esa voz, nada más y nada menos. Geddy Lee, una de las gargantas más fácilmente identificables de la historia del rock. “Van marchando hacia el Día de la Bastilla, la guillotina va a reclamar su premio sangriento, cantando coros a viva voz, el rey se ha arrodillado para que su reino se ponga de pie”. Ese motivo musical, la melodía del estribillo, va a aparecer en otros lugares de la composición, de diferentes maneras, al estilo de los leitmotif de la música clásica. Esto es Rush cien por ciento.

Lo tomás o lo dejás.

La banda nerd por excelencia, tanto ellos como su público forman una alianza extraña e indisoluble; si sos un converso, si te metiste en el mundo de Rush, entonces no hay vuelta atrás, no vas a querer escuchar a detractores y te vas a zambullir en la frondosa discografía de "La Banda de Culto Más Grande de Todos los Tiempos".

Caress of Steel es el tercero de estudio, para algunos es un disco que quedó a mitad de camino, no está considerado a la altura de Moving Pictures (por citar alguno de los ineludibles) y ni siquiera de su predecesor, Fly By Night, el del águila en la tapa. No se qué habrán escuchado o en qué fundamentan sus críticas. “Bastille Day” para empezar, sigue “I Think I’m Going Bald” y en seguida “Lakeside Park”, uno de esos temas que podés recordar con facilidad, que mezclan gancho con virtuosismo, ideas extrañas con un costado pop que nunca negaron… ¡y eso es apenas el principio! ¿Por dónde viene la mano musicalmente? Los puntos de partida de Rush quedaron clarísimos cuando sacaron Feedback, un EP de covers, a principios del siglo veinte; Yardbirds, the Who, el rock psicodélico de California y Led Zeppelin, por supuesto, que quizás sea la influencia más notoria y evidente. A ese cóctel le agregan una complejidad considerable a la hora de arreglar y componer, unas letras que son un universo en sí mismas. Podés amarlas u odiarlas pero es innegable que están en un planeta paralelo y tienen una ambición sin límites. Muchos los desestimaron por pretenciosos y puede que algo de razón tengan pero… ¿Qué tiene de malo ser pretencioso cuando tenés las herramientas para respaldarlo?

En Caress of Steel aparecen por primera vez los temas largos, que serían una constante a lo largo de la carrera de la banda, definirían discos como 2112 o Hemispheres. Por un lado está “The Necromancer”, que en su momento cerraba la cara A del LP original, incluyendo tres temas y lo que era el lado B completo está compuesto por “The Fountain of Lamneth”, todavía más intrincado, este último está dividido en seis secciones.

En realidad, a esta altura, lo de Rush recién estaba tomando forma, pero ya tenían la personalidad formada, eran una unidad irrompible y tocaban por todos lados. Todavía estaba por llegar esa impresionante seguidilla de discos clásicos. Eso lo dejamos para la próxima.








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