Los Lobos fue la última "banda sísmica" en mi vida, la última que me modificó el ADN y me hizo replantear varias cosas, derribando prejuicios y taras que me impedían disfrutar de muchas cosas. Como casi todo lo que uno aprende, se puede aplicar a otros ámbitos de la vida misma.
La lección de Los Lobos es tan sencilla y modesta como trascendente y definitiva; sólo hay dos tipos de música, la que está hecha por amor a la música y la que no. La que está hecha por otros motivos, no importa cuáles; plata, mujeres, drogas... esa es la que no vale la pena, la que no merece un segundo de tu tiempo.
Este temazo lo tuve de cortina inicial durante un año en mi programa de radio y no me canso de escucharlo. Crazy Horse brindando con tequila y con los amplificadores en once.
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Desde Kiko en adelante que hacen discos que podrían considerarse maduros, eclécticos... los tipos parecen estar de vuelta de todo. Y un detalle no menor; tienen la misma formación desde practicamente siempre: César Rosas, David Hidalgo, Conrad Lozano, Louie Perez y Steve Berlin.
The Town and the City (2006)
2 comentarios:
Amo a Los Lobos
ESA Berta! Tanto tiempo que no andabas por acá!
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