Lo más
parecido a la fama o el reconocimiento es un hecho más bien confuso. “Morning Dew”, su canción más famosa, versionada
por un millón de intérpretes y pieza casi obligatoria en los conciertos de los
Grateful Dead, no es suya en realidad. Tim Rose la escuchó por Fred Neil, que
tampoco era el autor, grabó su versión en su primer disco de estudio del ‘67,
agregó su apellido a los créditos, poniéndolo al lado del compositor; el
cantante folk canadiense Bonnie Dobson, a quien dicen que no le gustó nada ver
el crédito compartido y las pocas variantes musicales con respecto al original.
Entre aquel primer disco y éste, también homónimo, pasaron cinco años en que el mundo cambió por completo. Por lo visto Tim Rose también cambió a la par y, a pesar de que no deja de lado su impronta folkie de cantautor, es claro que estaba con las antenas sintonizadas, porque la música refleja una escucha atenta a los cantautores que habían surgido a principios de la década del setenta, a Led Zeppelin. Incluso el glam de Bowie, Bolan y compañía aparece de soslayo en algún que otro tema. “You Can’t Keep Me” es la reescritura de "Morning Dew", pero revisitado a los días que corrían, uno o dos acordes, un entramado de guitarras y cuerdas, clima enrarecido sin llegar a ser mórbido o siniestro y el cantante casi recitando, acompasadamente. Vale la pena escuchar la versión que hace del tema de Lennon, aquel de la película Help!, “You’ve Got to Hide Your Love Away”, con un teclado hammond bien al frente, convertido en una suerte de himno góspel, a pura elegancia. El otro tema archi-conocido de este disco es “If I Were a Carpenter” de Tim Hardin, que debe ser uno de los más interpretados de aquellos años iniciáticos. Hay que decir que Rose hace algo muy interesante con la canción, dándole un tratamiento parecido al de “Dazed and Confused” del primer disco de Page, Plant y compañía. Mark Lanegan grabó (casi treinta años después) “Boogie Boogie” en su disco de covers I’ll Take Care of You y al escuchar la original no es difícil entender el motivo de su elección. La voz es lo que más cambio en Tim Rose a lo largo de esos pocos años (que en aquel momento deben haber parecido una eternidad), está más cascada, ajada, se ve que hubo excesos y si bien perdió en rango, ganó en expresividad, muy evidente en “Darling You Were All That I Had” y sobre todo en el tema del final, “Goin’ Down to Hollywood”.
Tim Rose ni siquiera está editado en CD y encontrarlo en LP, su formato original, no será tarea sencilla, habrá que probar con el oráculo posmoderno… ¿qué se le va a hacer?
Escuchar en YouTube o en Spotify.
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