jueves, 23 de junio de 2016

Kendra Smith - Five Ways of Disappearing


En Opal estaba subordinada a los caprichos de Dave Roback y en The Dream Syndicate tenía a Steve Wynn y a Karl Precoda al lado, tipos con carácter y personalidades fuertes. Pero era claro que Kendra Smith tenía sus propias ideas e intenciones, a juzgar por lo que suena en Five Ways of Disappearing, su segundo LP como solista.

Desde el principio las intenciones musicales y conceptuales del disco están puestas sobre la mesa. Nada es real, fabriquemos nuestro propio mundo, un mundo en que no todo tiene que ser color de rosa, habrá sobresaltos pero también herramientas para salir adelante. Eso queda claro desde “Aurelia”, en donde el clima enrarecido suena a manifiesto; afuera los que no estén listos, afuera desde el principio mismo, si me vas a seguir tengo que saber que vas a ser fiel y que estás de mi lado

Está concebido como un disco, para disfrutar de la experiencia de escucharlo por completo, después de esos paseos por el lado salvaje, levanta la pata del acelerador y aparece “Maggots”, una cancioncilla de aparente -y engañosa- sencillez, que sirve para hacer un poco más digerible el asunto. Sigue con “Drunken Boat”, ideal para marearse sin necesidad de estar en alta mar, gran línea de bajo, si la seguís con atención podés confesar tus secretos más recónditos, bajo un estado semi-hipnótico y narcotizado. Otro de los puntos altos de esta obra, de significativa coherencia conceptual, es “Valley of the Morning Sun”. Finalmente llegamos a donde nos estaban preparando al principio, en
Bohemian Zebulon, el segundo tema, es donde ‘volaremos más livianos que el aire, sin preocupaciones, deslizándonos encima de la luna plateada’. Acá la voz de Smith parece ponerse especialmente evocativa, es uno de los temas clave del disco y nos lo hace saber. De más está decir que en ningún momento abandona el estado de languidez narcótica en el que canta todas y cada una de las canciones. Uno la imagina con los párpados caídos, balanceándose lentamente a los lados, en una suerte de baile pagano, sin prestar atención a absolutamente nada alrededor. En “Get There” es donde más se evidencia el parentesco de Five Ways of Disappearing con las fábulas medievales, las religiones politeístas y los rituales en donde hay fuego... y música, por supuesto. Es la banda sonora ideal de la película The Wicker Man. El tiempo es lento y sugerente, acordes menores, repetición que induce al trance… uno de los puntos altos definitivos.

Lo más probable es que no le haya vendido un disco a nadie, aunque escuchando una obra como esta es claro que esa jamás fue la intención. De hecho, es el último disco de estudio que hizo Kendra Smith como solista. ¿Habrá ascendido a un plano de realidad superior? Es muy probable.







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