Escuchás
los primeros segundos de The Rotten Mile y te das cuenta de que acá
algo se está pudriendo, que la fetidez está alcanzando niveles insoportables. El cantante se sacude y está tan enfermo como el Iggy al mando de los
Stooges, la banda parece querer morfarse al mundo en un blues podrido medio
punk rock, paran, vuelven, siempre con intenciones de dañar, de incomodar. “Y
ahora está oscureciendo, las pilas de cuerpos crecen, dame fuerza para seguir,
dame fuerza para irme” aúlla James Johnston y ahí definitivamente te das cuenta
que los Gallon Drunk no quieren ser tus amigos, no quieren caerte bien, son
esos tipos que todavía están despiertos en el bar a las cinco de la mañana y,
cuando nadie puede tenerse en pié, se piden otro trago fuerte sin que se les mueva un
pelo.
Desde que existen jamás han hecho concesiones para “pegarla”, el lugar común, el que siempre se repite, es que son continuadores del sonido y la onda patentada por los reventadísimos Birthday Party y no ayuda mucho el hecho de que Johnston puso a esta banda en un parate para tocar con los Bad Seeds de Nick Cave. Con ellos estuvo como miembro estable después del aguerrido Fire Music, del 2002. Cinco años después decide reagrupar a su pandilla de forajidos para éste, el sexto LP de estudio. Los Gallon Drunk nunca te la van a hacer fácil a la hora de digerirlos, ya desde el primero, You, the Night… and the Music, te ponían a prueba. Ahora, a pesar de no haber aflojado el nivel de corrosión y agresividad, aumentaron el nivel de “escuchabilidad”. Con toda la violencia latente que hay en Rotten Mile, es un disco que invita a la escucha reiterada, siempre y cuando puedas encontrar el momento.
"Night Panic Bossa" parece unos Tindersticks con ganas de agarrarse a piñas, con esos toques jazzeros que tan bien les sientan y que siempre tuvieron. En “Grand Union Canal” suenan como unos Mudhoney de la segunda etapa, la que viene a partir del disco de la tapa amarilla (Since We’ve Become Translucent), pero con más groove, la voz incluso tiene un cierto parecido a la del gran Mark Arm. Cuando bajan el nivel de adrenalina y deciden frenar un poco, no dejan de apestar en el mejor sentido de la palabra, como en “Put the Bolt in the Door” (versionado en el disco de covers de Gemma Ray) o en “On Ward 10”, esos temas medio Beefheart en donde la tensión es insoportable y nunca termina de estallar del todo.
Los Gallon Drunk te proponen un paseo tentador y adictivo por el lado oscuro, te masacran sin caer en exageraciones, poniendo sutilezas y arreglos en el lugar adecuado, usando los matices de manera hábil. Al final, a modo casi de chiste, aparece una versión del estándar de jazz “The Shadow of Your Smile” que parece decir algo como “sí, el camino es largo y está bien podrido, pero esto no es para tomárselo muy en serio”. ¿Será cierto?
Escuchalo en YouTube.
Chequear tambien:
Gallon Drunk - In the Long Still Night
Mudhoney - Under a Billion Suns
Tindersticks - Falling Down a Mountain
No hay comentarios:
Publicar un comentario