jueves, 6 de enero de 2011
Motörhead - Inferno
Los que amamos a Motörhead nos comportamos de manera irracional. Es lógico en parte; la música actúa en nuestros organismos de manera irracional. Nos gusta, no nos gusta, nos agrada, nos molesta, pero es difícil explicar qué es exactamente lo que pasa cuando nos exponemos a determinados sonidos. Cuando nos dicen cosas como “...pero si vienen haciendo el mismo disco hace años” miramos para otro lado, desdeñosamente, porque sabemos que algo de cierto hay en esa afirmación. No importa, es Motörhead, está Lemmy, canta Lemmy, él es el que escribe las letras (suelen ser muy buenas) y él es que navega un barco que ha atravesado todas las tormentas.
Y todos sabemos que a Lemmy no se lo cuestiona. Es simple: los amás o te resulta indifentes y -por supuesto- podés optar por odiarlos, un sub-grupo con no pocos acólitos.
Algunos pergaminos para exhibir tiene el hombre: empezó a fines de los 60's con los Rocking Vickers, probando suerte más que nada, siguió con Sam Gopal, con quienes grabó un LP acústico y psicodélico que es una delicia y dejó su marca en Hawkwind. Nada menos que Hawkwind, los viajeros del espacio, los inventores del rock más alucinado y alucinante. Ahí cantó el simple más exitoso de la banda, "Silver Machine" y compuso algún que otro tema en discos indispensables como Warrior on the Edge of Time o Hall of the Mountain Grill. Después lo echaron por un escándalo de drogas en la frontera con Canáda, en plena gira. Dolió, por supuesto, pero no se iba a dar por vencido por tan poca cosa.
Todos saben de qué se trata Motörhead. Es rock duro, rápido, sin vueltas, irreverente y sucio. Tienen el dudoso mérito de ser la banda que se llevaba bien tanto con los punks como con los incipientes heavies de fines de los setenta y principios de los ochenta. Motörhead está a mitad de camino de esos dos géneros, en realidad, toman lo mejor de ambos mundos. Está la velocidad y la picardía cínica del punk rock pero no hay crestas ni falsas poses. Y también está la potencia atronadora del heavy metal sin su habitual estrechez mental. Si bien hay algo de cierto en eso de que nunca cambiaron, un análisis más preciso convierte esa premisa en discutible. La “Trilogía Dorada” conformada por Overkill, Bomber y Ace of Spades es el patrón con el que hicieron todo hasta el grandioso 1916, a principios de los noventa. Momento en que el sonido se vuelve más pesado, actual, la formación cambia y la manera de componer también, pero conservan todos los rasgos que los identifican. En el medio hay discos que permiten anticipar esta vuelta de tuerca, como Another Perfect Day o Orgasmatron.
Desde principios del siglo XXI en adelante han experimentado una especie de resurgimiento, con reconocimiento de colegas y público, películas y conciertos, miles de conciertos. También han adoptado un frenético ritmo en cuanto a producciones discográficas, sacan material nuevo cada un año o dos. Ya lo dijo Lemmy: “Es fácil; salimos de gira y cuando volvemos hacemos otro disco”. Por cierto… ¿De qué se trata Inferno, del '05? Es fácil; ni más ni menos que otro disco de Motörhead.
Escuchar online en YouTube o en Spotify.
Chequear también:
Motörhead - On Parole
Motörhead - Rock 'n' Roll
Motörhead - Kiss of Death
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2 comentarios:
Es rock duro, rápido, sin vueltas, irreverente y sucio....
Nunca mejor descripto!!!! Iremos a verlos en abril!
BERTA
Berta?!?!?! Nada menos que mi hermana? Como avanza la tecnología!
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