“Sé que el
mundo está cambiando, quemándose en las palabras salvajes, parece inexplicable,
más que un destacado nacido del miedo, no voy a encontrar refugio acá, hay una
cosa mal, sólo algunos elegidos. Necesito alma para seguir haciendo sonar el silbato,
y falta mucho antes de que llegue mi futuro, hundido en arena una y otra vez.”
Con estas palabras definitivas empieza el tercer disco de Jessica Pratt, con “As the World Turns”, después de una breve introducción instrumental. Suena a manifiesto, a declaración de principios, a persona sensible viendo el mundo venirse abajo, sin saber del todo qué hacer, pero teniendo claro que sólo queda una opción; seguir haciendo, seguir probando, diciendo, haciéndose oir.
Es raro pero Jessica Pratt tuvo no pocas repercusiones de entrada, con su disco debut, su LP homónimo del 2012, ya con ese trabajo la comentaban en ciertas revistas. Era claro que la piba tenía personalidad y traía algo distinto a un mundo atiborrado de información, de cantantes y de gente que ya no quiere escuchar canciones nuevas. El hecho de que alguien de veintitantos se moleste en componer sus propias canciones, en forjar su propio camino ya es algo hoy en día. Y Jessica Pratt rebosa personalidad. Hace poco salió una nota en donde ella elegía discos, en un local enorme de California y sus elecciones no hacía más que hablar de alguien que está en su propio mundo. Mark Almond, Nina Simone y Scott Walker conviven sin problemas con Can, Destroyer y The Durutti Column en el mundo de Jessica Pratt, que parece que tiene cincuenta años y apenas llega a los treinta. Y no sólo de apariencia física hablamos. Su música no tiene edad, no pertenece al mundo actual, plantea un universo de elfos y duendes sin apelar a imágenes directas, sino más bien haciendo alusiones poéticas y metáforas universales.
La caja de herramientas que usa es más bien reducida, su guitarra arpegiada, su voz extrañísima y algún que otro acompañamiento de instrumentos de color, pianos, órgano, algún sintetizador y no mucho más. Sin embargo transmite y comunica un universo único, propio. Como toda la gran música de la que podríamos llamar era moderna, se nutre de un millón de fuentes para terminar sonando diferente. Quiet Signs es uno de los discos del año, definitivamente.
Escuchar online en YouTube o en Spotify.
Chequear también:
Marianne Faithfull - North Country Maid
Trees - The Garden of Jane Delawney
Jessica Pratt - On Your Own Love Again
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