miércoles, 29 de enero de 2025

Damnation of Adam Blessing - The Damnation of Adam Blessing


¿Cuántas bandas como esta hubo? En teoría miles, literalmente. Fué una explosión, tanto en Estados Unidos, el Reino Unido, Europa, Sudamérica e incluso países como Japón, Polonia, México o Sudáfrica. La era dorada del hard rock psicodélico. Muchas de esas tienen algo para ofrecer, alguna idea interesante, dos o tres canciones bien escritas, un guitarrista descollante, lo que sea. Pero que se las hayan apañado para hacer un disco completo de alto nivel... ahí la lista se reduce, considerablemente.

El nombre, por empezar, es mortal. La Condena del Adán Bendecido, algo así sería la traducción, vaya contradicción que planteaban los muchachos, desde el vamos.
Eran de Cleveland, ciudad rockera y punto obligado en las giras de cualquier banda o solista en aquel entonces y los integrantes venían de bandas loser de los sesenta, digamos que no eran ningunos principiantes. Y se nota.

En una era en que la credibilidad era importante (hoy ya nos chupa un huevo todo) hacer una versión de los Monkees era un gesto de atrevimiento, de desparpajo, estos se mandan con el clásico "Last Train to Clarksville" y la rompen, la llevan a un terreno propio. Cuando tu baterista toca bien es cuando los engranajes dejan de hacer ruido y aparece lo que algunos llaman groove, otros ensamble y muchos no tenemos mucha idea pero lo sentimos al escuchar, estos tipos sonaban fuerte, ajustado, podrido, con agallas. "Morning Dew" lo hizo medio mundo, Tim Rose, Lee Hazlewood, Jeff Beck (con Rod Stewart!) uno de esos que se prestan para el tratamiento "volado", psicodélico. Acá hay oscuridad, maldad, lo que la tapa promete, en los surcos se cumplen.

En los temas propios hay sustancia, no se crean que eran una banda de versiones. "Le Voyage" anticipa lo que haría Gran Funk en un par de años y no se queda ahí; cuando entra la segunda idea, se zambulle en un valle de LSD maravilloso, con el bajista dibujando a diestra y siniestra. En "You Don't Love Me" está lo que veníamos anticipando, la prueba de que esta gente tocaba y sabía lo que hacía, esto bien podría ser uno de esos temas jazzeros que hacían -para hacer facha- los Guess Who en la época de Canned Wheat o Share the Land, sin nada que envidiarle a los enormes canadienses. En "Strings and Things" hay psicodelia bucólica, medio borroca, con clavicordio a la orden del día, como corresponde, va creciendo y agrediendo, de a poco, con un manejo de la dinámica notable.

No lo tengo muy claro pero me atrevo a suponer que los Damnation no le vendieron un disco ni sus familiares cercanos, en otra prueba de que la justicia y la calidad musical no suelen estar asociadas. La competencia era considerable, los factores que hacían que unos vayan para arriba y otros naveguen en la intrascendencia son, precisamente, lo que hoy menos nos importa.







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