¡Qué difícil hablar de un prócer! Y más hoy en día, que algunos indiscutibles han sido cuestionados, analizados, dados vuelta y colocados -o no- de nuevo en su lugar. Le pasó a Sarmiento, a J.S. Bach e incluso a Dalí.
Y sí, de un prócer
de esa altura y jerarquía estamos hablando. Se me ocurre pensar quién sería
Spinetta en Estados Unidos, Brasil, o cualquier otro país de los que han parido
gente incomparable. ¿Todd Rundgren? Me atrevo a decir que la carrera de The
Runt se viene un poquito abajo de mediados de los ochenta en adelante. ¿Caetano
Veloso? Podría ser, siempre se mantuvo relevante y productivo, aunque jamás
rockeó tan duro como lo supo hacer Luis en varios momentos de su trayectoria. ¿Paul
McCartney? Nah… Macca hizo siempre más o menos lo mismo, sin quitarle méritos,
lo de Luis está en otro nivel en cuanto a originalidad.
Alguna vez me
contaron que El Flaco se inventaba su propio mapa armónico a la hora de
componer y cualquiera que lo haya escuchado puede notarlo, incluso sin el menor
conocimiento de teoría musical. Suena “raro” y “cuesta”. Dos reticencias
entendibles que en realidad, a la hora de hablar de producción artística, deberían
ser virtudes automáticamente, pero mejor no nos metamos en camisa de once
varas.
Además las hizo a
todas y estuvo prácticamente desde que el hombre es hombre. Cualquiera debería
saber la importancia que tuvo el primer LP de Almendra y de Pescado Rabioso,
que grabó apenas tres larga duración, mejor ni hablemos. En seguida hizo Invisible,
una suerte de milagro musical, fueron obras que están a la altura de cualquier
gran hito histórico, desde Sgt. Peppers a Las Cuatro Estaciones, pasando por El
Pájaro de Fuego de Stravinsky o Marquee Moon de Television. Si se hubiese retirado
o muerto ahí, igual merecería el pedestal en que se lo ubica. Por suerte no fue
así. Después vino Jade y su enorme carrera como solista (entre comillas) en
alguien que siempre fue un líder indiscutido, un faro.
Con Un mañana
nos dijo adiós, le puso el broche de oro a una carrera repleta de picos
altísimos. Y vaya si lo hizo con altura, a su modo. Acá Spinetta hace una
especie de compendio de lo que hizo toda su vida, sin dejar de ser moderno,
siendo en cada compás él mismo, con su personalidad arrasadora. Incluso se dió el
gusto de probar en terrenos que no había pisado, como “Canción de amor
para Olga” y su épica quijotesca, con música que podría haber sido de una película…
psicodélica.
Te puede gustar o
no, podés disfrutar de su música o no, pero no podés negar que es un de los
pocos que realmente merecen un adjetivo que, a veces, se otorga gratuitamente:
genio musical.
Escuchar online en YouTube o en Spotify.
Chequear también:
Luis Alberto Spinetta - A 18' del sol
Luis Alberto Spinetta - Tester de violencia
Spinetta - Para los árboles
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