Abrís el
librito y lo primero que se ve es una foto de la banda en que Mimi Maura parece
una especie de vampiresa diabólica, Sergio Rotman es algo así como el padre de
la criatura, tiene las manos en posición de plan macabro y los ojos delineados. Ariel Mininal parece el sepulturero, el tipo que está dispuesto a llevar a
cabo los peores planes, la foto de enfrente; un bosque seco. Oscuridad, mala
onda, Hacia el mar de carbón se llama el primer disco de El Siempreterno. Sin
embargo si estás esperando un Sisters of Mercy, un Fields of Nephilim o
cualquier banda gótica de difícil acceso, no es esa la idea.
El Siempreterno hace canciones, con una actitud punk sí, con una onda atemporal y hasta se podría decir “clásica” también, pero de ninguna manera es oscuro o macabro, la imagen de la banda parece responder más bien a algo lúdico, a un chiste interno entre los integrantes. El disco realmente se pone en marcha al tercer tema, con el que da título, una canción hecha y derecha, aparece en dos versiones, con las voces cantando al mejor estilo John Doe y Exene Cervenka, el dúo al frente de los californianos X, parecen no separarse en ningún momento, a veces en armonía y algunas al unísono pero Rotman y Maura no sólo son pareja en la vida real, por lo visto. Sigue con “Cristianos”, otro acierto. En seguida aparece “Full coma”, un temazo por donde se lo mire. ¿Qué es esto? ¿Es post punk mezclado con el Neil Young gigante de la década del setenta? “En el hospital dicen que no van a aceptar a un enviado de Lucifer” dice la letra, a la que responde un motivo de guitarra que es puro gancho y buen gusto.
“Todas las estrellas” es uno de los pocos temas en que Mimi Maura cobra un poco de protagonismo, una canción pop optimista, aunque casi en seguida se suma Rotman para los estribillos, como para que vean que los muchachos, a veces, corren un poco las cortinas. “Esperando la tormenta, dos días de desconsuelo, dos héroes de condición terrenal” reza la letra de “Dos héroes”, en donde Minimal se despacha con uno de sus solos de guitarra patentados, termina siendo uno de los grandes momentos del disco, casi a la fuerza. ¿Otro temazo? “El club de Sophy”, aparentemente un lugar en donde los miembros “tienen la anarquía en la piel y no se pueden escapar”, con su ritmo marcial y sus guitarras podridas, puede llevar a varios al combate cuerpo a cuerpo.
Este es el segundo LP de estudio de El Siempreterno, hubo otro dos años después, en 2014, pero es muy probable que no haya terminado esta historia. Todavía no.
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El Siempreterno - Para siempre
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