jueves, 6 de febrero de 2020

Dogs - Legendary Lovers


La “inyección de diversión” le llamo. Estás en una fiesta, sentado, comiendo y tomando algo cuando de repente hay un cambio brusco en la música. De repente alguien grita “iiiiiujjjuuuu” o algo parecido y todo el mundo asume que la fiesta tiene que estallar, que todos tienen que salir a la pista a divertirse como un salvaje. Algunos nos quedamos en la mesa, mirando a los costados, medio de reojo, sin entender del todo. De pronto todo se clarifica; es la música que indica que la fiesta empezó. Suelen ser esos temas cuya fecha de vencimiento es equivalente a un yogur dietético, esos que pasados dos o tres años todo el mundo dice cosas como “uh, este es viejísimo”.

Ésta es mi música de fiesta, siempre lo fue y siempre lo será, un sinónimo automático de diversión. Garantizada. Ciento por ciento.

Otros ejemplos podrían ser los Ramones, no cualquier disco o tema de los Ramones, podría ser Leave Home, Rocket to Russia o Pleasant Dreams, los Romantics, The Knack, muchos temas de los Flamin’ Groovies, gran parte del power pop de fines de los setenta y la lista podría extenderse un buen rato. Es fácil; guitarras fuertes, estribillos gancheros, melodías memorables, ritmos insistentes, de eso se trata el asunto. Y Legendary Lovers, el cuarto disco de estudio de los franceses Dogs, tiene mucho de todo eso, es rock fiestero y divertido, de impecable factura, de más está decirlo a esta altura.

Vale recordar que los Dogs habían pegado un volantazo con el disco anterior, con Too Much Class for the Neighbourhood del ’82. Este ya no tenía nada que ver con el post-punk mala onda de los dos primeros LP de estudio de la banda liderada por Dominique Laboubeé, Different y Walking Shadows. En ese tercer trabajo parecían decir “al diablo con la seriedad, vamos a bailar, vamos a reírnos” y eso fue exactamente lo que hicieron. Legendary Lovers es eso mismo, refinado al extremo, sin grasa, no le sobra nada, son once temas cuyo propósito es hacer mover las caderas, sacarle viruta al piso, llenar la pista de baile… con la concurrencia adecuada, por supuesto.

“Little Johnny Jet” empieza el jolgorio y de ahí en más no paran con la ráfaga de hits potenciales; “Secrets”, “Can’t Find My Way”, “M.A.U.R.E.E.N.” y hasta un cover muy fino de Gene Vincent; “Bird Doggin’”, escrito en realidad por Keith Colley. ¿Quién dijo que en Francia no hay grandes bandas de rock?







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