viernes, 28 de febrero de 2025
Mark Knopfler - Privateering
Si me preguntan quién es mi guitarrista favorito no lo dudo (a pesar de que en realidad creo que no me lo preguntaron nunca) un segundo; es Mark Knopfler. ¿Y mis credenciales punk? No existen, mejor dicho no le importan a nadie. Algo que uno cuidó con recelo durante años, un día te despertás y te das cuenta que no tenía ningún tipo de importancia. Y menos todavía en el mundo de hoy, en donde nadie te va a cuestionar absolutamente nada. Podés poner la peor barrabasada en Facebook y el peor castigo a recibir puede ser que dos o tres indignados intenten ponerte en tu lugar, ubicarte, que seas buen ciudadano. Sí, algunos todavía hoy asumen esos papeles (atacante y defensor) y encuentran cierto regocijo en ese rinconcito.
Claro, Dire Straits debe ser la banda menos cool de la historia. Nombrás a My Bloody Valentine, Spacemen 3, cualquier banda krautrock o algún brasileño ignoto y te rodea una especie de halo de santidad beatífico. ¿En que momento podés ponerte a escuchar Faust IV, por ejemplo? Drogado con benzedrina y sabiendo que el mundo explota en quince minutos. Ahí puede ser, sí.
En cambio la banda de Marquitos siempre fué mirada con desdén por los supuestos connoisseurs, se vestían pésimo, tenían los peores peinados posibles y (detalle no menor) vendían discos de a toneladas. Algo de envidia siempre hay en estas cuestiones, vamos a admitirlo. Encima Knopfler siempre fué viejo, incluso cuando era muy joven, nunca se alteró demasiado o se lo vió preocupado por tendencias, como toda concesión usaba el sonido de batería que le gustaba a todos.
¿A cuántos instrumentistas podés nombrar cuyo sonido puede detectarse al instante? Hendrix, B.B. King, Keith Moon... no surgen los nombres con facilidad. Y Knopfler es uno de esos, su guitarra es única, podés detectarlo en seguida en Slow Train Coming, musicalmente uno de los grandes disco de Dylan, quien no dudó en llamarlo para que decore con sus estocadas clásicas en las seis cuerdas.
Compone canciones, además. Y en Privateering hay muchas. Disco doble, en pleno siglo veintiuno, cuando nadie escucha más de tres o cuatro canciones sin chequear WhatsApp. Séptimo larga duración de estudio. ¿Qué tiene de nuevo? No mucho, es más o menos lo mismo que venía haciendo en Get Lucky o Kill to Get Crimson, los dos anteriores. Hay una cosa más folky, más Waterboys de la era Fisherman's Blues y vale decir que el traje le queda a medida. Tiene la variedad indispensable para sostener la atención durante sus veinte canciones. Hay algún que otro tema inocuo, algo que siempre le paso a Knopfler, le sobran dos o tres temitas, como a cualquier doble. A su favor, su musicalidad hace que nunca deje de ser algo totalmente escuchable. Cuestión que en cierto momento se vuelve muy importante. Más que cualquier otra cosa, yo diría.
Escuchar online en YouTube o en Spotify.
Chequear también:
Dire Straits - Love Over Gold
Mark Knopfler & Emmylou Harris - All the Roadrunning
Mark Knopfler - One Deep River
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario