Sería algo así como Los Kinks son la Sociedad de Fomento de la Plaza al Aire Libre. Mas o menos. Un village green era una de esas plazas verdes en donde se juntaba la gente a hacer negocios, intercambiar sus chanchos por pan y demás menesteres muy flema inglesa que no vienen mucho al caso. En el año 1968 nadie quería mirar atrás en el tiempo, acordarse de épocas pasadas ni nada remotamente parecido. Era la modernidad total o nada, escuchar música en algún que otro estado alterado era la norma, Syd Barrett ya se empezaba a apagar, los Beatles iban por el Álbum Blanco y los Stones por Beggar’s Banquet. De alguna manera este disco se relaciona con esos trabajos, con ese concepto de “retorno a las raíces”, y es a la manera de Ray Davies, claro. Con ironía, sarcasmo, ternura, dando lugar a interpretaciones y con unas canciones increíbles.
Village Green… es el disco de porcelana de los Kinks, suena como si se fuese a romper, hay que cuidarlo, desde ese lado no tiene nada que ver con lo que se hacía en aquellos días. “Do You Remember Walter?”… ¿Con que lo podés relacionar? Tanto desde la música como desde la letra es un tema único. Pop barroco. Sí, podría ser, aunque la definición se queda corta en este caso. “¿Te acordás Walter cuando decíamos que íbamos a ahorrar plata y ser libres? Bueno, si me vieras ahora seguro ni te acordarías de mí. Y si hablo de los viejos tiempos te aburrirías y no tendrías nada para decir”. ¿De qué lado se pone Ray Davies acá? No queda del todo claro y ahí radica gran parte del atractivo de esta colección mágica de canciones. ¿Es un conservador acérrimo que mira álbumes de fotos y se lamenta de que sus amigos lo vieron el día en que se pegó un golpazo? A pocos les importaban esas cuestiones en el año del Mayo Francés, no le vendieron un disco a nadie. Aunque esto último debe haber sido relativo, seguramente no tuvo el resultado que sí disfrutó Electric Ladyland, pero eran los Kinks y tenían sus seguidores. Gente que compraba sin haber escuchado.
Village Green… en ningún momento rockea. Y si lo hace nunca es con dureza o agresividad. En “The Last of the Steam-Powered Trains”, en donde ‘todos sus amigos son de clase media y grises’, hay una aceleración violenta a la manera de lo que hacían los Yardbirds, con un tinte medio blusero, pero el tono general es otro. Es el microcosmos que inventa “Phenomenal Cat” o “Wicked Annabella”, la versión musical de Lewis Carroll y su Alicia en el País de las Maravillas, un tema onírico, no se parece a absolutamente nada. “Village Green”, que no es el mismo tema con el que empieza el LP, es un temazo indiscutido, J.S. Bach llevado a la música que cualquier adolescente puede disfrutar. Acá también está “Big Sky”, el tema anti-religioso de Ray Davies por excelencia. ‘Cuando siento que el mundo se volvió demasiado para mí, miro al gran cielo y ya no me importa nada más’. Impresionante. Elocuencia pura y dura. “Sitting By the Riverside” es lo que probaban los Beatles en temas como “Your Mother Should Know”, una mezcla entre vodevil y rock and roll, como sólo los Kinks de esta época podían lograr. ¡Y ojo que acá hay una suerte de psicodelia circense!
Conozco
varios amigos que son muy fanáticos de este disco sin tener la menor idea del
concepto, el planteo ideológico y el conjunto de grandes preguntas que se
estaba haciendo Ray Davies. En realidad no hace falta saber
nada de todo eso. Estas canciones no lo necesitan. Y eso también es magia.
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Chequear también:
The Kinks - Something Else by The Kinks
David Bowie - Hunky Dory
Blur - Modern Life Is Rubbish
3 comentarios:
Espléndida reseña de un disco único, lo explicas a la perfección.
Un abrazo, Beefheart.
Soy ese que overlookea el concepto y disfruta de las canciones individualmente. Que gran reseña! Animal Farm me destruye de ternura... Picture book / People take pictures... estarían conectadas?
Gracias Gonzalo! Muchas gracias!
Pocho querido, sí, pero vos sabés de qué van las canciones más o menos. O me vas a decir que te enterás del concepto por esta reseña?
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