En algún lugar leí que lo que tendría que hacer Willie Nelson es agarrar un productor al estilo Cash / Rubin para que le haga hacer un disco definitivo. No estoy de acuerdo, sus discos están bien así, tal como los viene haciendo desde Teatro o Spirit. Discos que son cien por ciento idiosincráticos, únicos.
¿Y que hay de nuevo en Last Man Standing? No mucho para ser honestos, es otro disco nuevo de Willie Nelson. El tipo encontró una fórmula y a ella se apega, sin mayores inconvenientes. Si te gustan sus últimos diez o veinte discos, es para vos. Acá se permite hacer algún que otro chiste con respecto a su edad, como por ejemplo en “Bad Breath”, en donde asegura que es mejor tener mal aliento que no tenerlo en absoluto, estar vivo, digamos. Lo mismo pasa en “Last Man Standing”, ahí jura que no quiere ser el último tipo que quede en pié, para inmediatamente después dudar y afirmar que “sí, quizás sí”. Las guitarras country deliciosas siempre dicen presente, los pedal steel que derriten el cerebro no pueden faltar, los toques de armónica… todo acá grita “¡Willie Nelson!” a los cuatro vientos.
También tiene tiempo de ponerse reflexivo en temas lentos y melancólicos como “Something to Get Over” que, a pesar de llevar su firma, bien podría haber estado en uno de los tantos discos de clásicos del cancionero americano, de esos que ha grabado últimamente, como American Classics o Willie Nelson Sings Gershwin, todos hijos del mítico Stardust, del ’78, uno de esos que dejan una huella imborrable. Otro para bailar pegados es “Heaven Is Closed”, ideal para una taberna sureña de mala muerte, con sus borrachos y sus chicas vaqueras.
No vas a encontrar grandes golpes de timón en un disco actual de Willie Nelson, pero sí vas a tener canciones honestas, inoxidables, eternas. Last Man Standing tiene varias de esas.
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