Una pizca de Captain Beefheart, un buen puñado de John Lennon, agregamos una importante cuota de Dylan, Syd Barrett a gusto y para el toque final, sazonamos con un poco de folk inglés en la onda de Steeleye Span, Fairport Convention y Lindisfarne. ¿El resultado? Nada menos que el último de los grandes excéntricos ingleses; Robyn Hitchcock. Con su eterna fascinación por los insectos, el sexo, los juegos de palabras, la comida y los Monty Python, ha sabido construir una personalidad propia, completamente original y sin dejar de ser un músico, dentro de todo, accesible.
Black Snake Diamond Role es su debut como solista, después del breve -pero definitivo- paso por los Soft Boys, uno de los grupos de culto más desubicados con respecto a sus congéneres, pero que resultaron muy influyentes y reconocidos, sobre todo por colegas (Peter Buck de R.E.M. es un fanático confeso de Underwater Moonlight).
¿Qué diferencia hay entre Black Snake… y A Can of Bees o Inivisible Hits? No mucho en realidad, estaba clarísimo quien era el cerebro en los Soft Boys y esto es una continuación. Sí, es verdad, las canciones son un poco más convencionales, eso no se puede negar. Y la producción es más profesional, más pop si se quiere ("The Man Who Invented Himself" es un claro ejemplo). Quizás el nivel de experimentación es menor, pero sale beneficiado claramente en frescura, en el nivel de las composiciones, la manera de cantar y ni hablar en la pericia a la hora de manejar los instrumentos. Todos los Soft Boys están presentes en Black Snake… y la verdad es que la rompen. Escuchar sino "Brenda's Iron Sledge", todo un clásico de aquellos años iniciáticos; las guitarras van y vienen, a los saltos, hay riffs habilidosos y Hitchcock se luce con matices vocales que no había mostrado antes. También acá aparece "Do Policeman Sing?", una clara muestra de su sentido del humor irónico y corrosivo. ¿La música? Es genial. Cuando una canción pop normalmente tiene tres o cuatro ideas musicales, acá hay por lo menos seis o siete, las estrofas son extrañas, hay al menos tres puentes o secciones que no se repiten, arabescos de guitarra, etc. Un lujo. En "Meat" hay salvajismo post punk, desenfreno, velocidad y, antes del estribillo, esos arpegios que son ganchos directos al mentón de la memoria, junto con esos coritos bien agudos. Otro gran tema.
También está "Acid Bird", otra fija para las presentaciones en vivo, con un saludo agitado con las dos manos a los Byrds mas folkies de la primer etapa, los de la formación original, una banda que Hitchcock se ha encargado de elogiar en varias entrevistas. Esta vez es más que evidente.
Como todo gran disco, están esos temas que no se hicieron clásicos y que no se tocaban en los conciertos pero que son brillantes. Es el caso de "Out of the Picture"; empieza con un ritmo hipnótico, extraño, casi reggae, antes del estribillo aparecen unas guitarras corrosivas que llevan a un estribillo que es un himno, de esos que no se olvidan fácilmente. Por si fuera poco, el puente y la parte que correspondería al solo parecen venidas de otro planeta, originalidad a más no poder.
Hitchcock nunca dejó de ser más que un héroe de culto, jamás fue (ni será) masivo y es difícil imaginar que a esta altura le interese. Lo intentó en un momento, con discos muy pulidos y prolijitos como Respect o Perspex Island pero… era Robyn Hitchcock, por más “apto todo público” que quiera ser, nunca podrá evitar que aflore su costado retorcido. Más meritorio todavía es que, hoy en día, sigue sacando discos tan idiosincráticos e interesantes como los que siempre hizo. Un capo.
1 comentario:
Las 4 B's: Beatles, byrds, Barret y Beefheart.
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