Vilipendiado cruelmente al momento de su aparición, Rock ‘n’ Roll, el disco de versiones de clásicos de rock fifties de Lennon, ha recibido últimamente su justa reivindicación. Para colmo de males, cuando salió por primera vez a la venta, fue editado en las peores condiciones, con un pobre arte de tapa y a un precio irrisorio. Es de entenderse, se suponía que cada lanzamiento de los ex-Beatles tenía que expandir las fronteras de lo conocido, llevar el estado de las cosas a un nuevo extremo y sacudir los cimientos mismos de la civilización tal y como la conocemos.
Pero un disco de versiones tiene que ser visto como lo que es, un momento de distensión, de diversión y un homenaje (mas o menos respetuoso según el caso) a los artistas que marcaron un antes y un después en una carrera o -incluso- en una vida. Si lo vemos por ese lado el intento de Lennon sale airoso por donde se lo mire.
La génesis de Rock 'n' Roll es bien terrenal; todo empezó con un juicio por plagio. En este caso parece que "Come Together", la canción/himno que abría el majestuoso Abbey Road, se parecía demasiado a "You Can’t Catch Me" de Chuck Berry. El arreglo para no llegar a tribunales fue que Lennon grabara una versión. Las sesiones transcurrieron en medio del muy comentado “fin de semana perdido”, que no era otra cosa que parrandas interminables en Los Angeles con sus amigotes de turno, entre los que se contaban Harry Nilsson, Ringo, Keith Moon e incluso Alice Cooper. En la producción de algunos temas participó Phil Spector, pero después de más y más embrollos legales, sólo cuatro de las grabaciones acabaron formando parte de la placa. Pero lo que cuenta es que escuchar al "Beatle John" haciendo sus canciones favoritas de su infancia y adolescencia es todo un placer. Lennon siempre fue un eximio cantante de rock básico, el primigenio, el que dio origen a todo, como ya había demostrado en "Slow Down", "Dizzy Miss Lizzy", "Polytheme Pam" y tantos otros junto a los Fab Four.
Es imposible no imaginarlo cantando "Peggy Sue" de su héroe Buddy Holly con una sonrisa de oreja o oreja. O muriéndose de risa luego del Elvis medley de "Rip It Up" y "Ready Teddy", que seguramente salieron sin el menor esfuerzo. Acá es donde aparece por primera vez el "Stand by Me" que todo el mundo conoce, en donde Lennon grita con alma y vida en las notas altas, apropiándose de la canción, sufriendo por su amor eterno, Yoko, por supuesto, de quien estaba distanciado en aquel momento. La producción de Spector es un éxito indiscutido en esta canción particularmente, agregando cuerdas que subrayan la tensión inherente a esta joya de la pluma de Lieber / Stoller. De más está decir que la versión superaría ampliamente en popularidad a la de Ben E. King, que era la original.
Hoy en día, apartado de todas las circunstancias históricas que rodearon su concepción, Rock ‘n’ Roll suena fresco, desinhibido, con un joie de vivre contagioso y admirable a la vez. Una prueba clara del inmenso talento de Lennon que, incluso divirtiéndose, puede lograr momentos de inmensa trascendecia. ¡Rock ‘n’ Roll!
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