miércoles, 18 de agosto de 2021

Ry Cooder - Chicken Skin Music


Guitarrista muy habilidoso, domina cualquier instrumento de cuerdas pero nunca hizo una de más, una suerte de héroe de la guitarra que rara vez toca un solo, pero sí lo hace… agarrate. Este las hizo a todas. Tenía a los Rising Sons en los sesenta junto con Taj Mahal y fueron pioneros en eso de fusionar el blues con el rock. Con el quilombo de papelitos, servilletas y anotaciones varias que había acumulado Don Van Vliet durante meses, Cooder armó un LP. Ese disco fue Safe as Milk de Captain Beefheart. Le enseñó a Keith Richards la afinación con la que hizo un buen puñado de sus temas inolvidables, “Brown Sugar”, “Jumpin’ Jack Flash”, etcétera. También fue responsable directo en hacer que el Buena Vista Social Club diera el salto al estrellato mundial. Alguno puede llegar a preguntarse algo del estilo de “y si es tan bueno… ¿por qué no es más famoso?”. Simple. Jamás hizo concesiones extra-musicales. Nunca lo vas a ver dando saltos en el escenario ni haciendo declaraciones polémicas, ingiriendo toneladas de drogas o agarrándose a piñas. Lo suyo pasa pura y exclusivamente por la música. Y muchos necesitamos esas historias flatulentas a la hora de elevar a alguien al trono, por desgracia.

La carrera de Ry Cooder se puede dividir en cuatro etapas. La primera, en donde era una suerte de curador musical, grabando unos discos de versiones arqueólogicas, con intenciones de musicólogo. La segunda, en donde empieza a hacer algún que otro tema propio y hay una especie de intento (fallido) de convertirlo en estrella. La tercera es la de las bandas sonoras, hizo millones, a mediados de la década del ochenta arrancó con algo que le dio de comer y lo entretuvo. También se cansó, claro. Y la última etapa, que llega hasta hoy, hasta la actualidad, haciendo unos discos totalmente idiosincrátcos, cien por ciento Ry Cooder, con temas propios y ajenos, con un concepto fuerte detrás y el aplomo y la confianza de años en la ruta.

¿Dónde se ubica Chicken Skin Music? En aquella primera etapa, claramente. Es un disco de versiones que sin problemas podría pasar como uno de temas propios. Es su quinto disco de estudio y tiene cosas en común con los anteriores y algunas que lo diferencian. Acá hay un claro tinte mejicano, con el Flaco Jiménez, su acordeón y su banda. A su manera Ry Cooder fue uno de los primeros yanquis en dejar de mirarse el ombligo y abrir la cabeza a músicas de otros parajes. Hawai es otro de los destinos, hay dos temas que están grabados en las islas y se nota al instante. “Yellow Roses” y “Chloe” te hacen pensar en hamacas colgantes, siestas y algún traguito que ayude al mareo y posterior sueñito. El disco abre y cierra con versiones del gran Leadbelly (“The Bourgeois Blues” y el inoxidable “Goodnight Irene”) a modo de homenaje y refuerzo del concepto detrás de las elecciones. En el medio está “Stand By Me” de Ben E. King, “Smack Dab in the Middle” de Jesse Stone y una hermosa versión de “He’ll Have to Go”.

Cualquiera que esté mas o menos enterado lo conoce por la banda sonora de Paris, Texas, la inolvidable película de Win Wenders, con el enorme Harry Dean Stanton en el papel protagónico. Hay mucho más que eso. Pasen y vean.








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