¿Qué es lo
que tenía con los trenes? Una especie de obsesión, por lo visto. También es
entendible, infancia pobre, en el sur algodonero, el tren era el que rompía la
monotonía, traía las cartas, la comida y se llevaba a los
pibitos a la guerra. Con uno sobre trenes, “Southwind”, arranca Hello, I’m
Johnny Cash, escrito por el mismo Hombre de Negro, uno de sus grandes temas
originales, relativamente olvidado, sepultado en su frondosa y exhaustiva
discografía. Este disco sale en el año ’70 y es su LP número 33, dato sacado de Internet, vaya uno a saber qué cuentan y qué no. Para esta época el sello Sun
ya había publicado al menos dos refritos y, como en estos años todavía vendía
mucho, sacaba discos a cada rato, a veces con poco control de calidad.
Acá la cosa cambia un poco, Johnny Cash va a parar a un terreno más “de cantautor” se podría decir, estaba muy atento a lo que pasaba a su alrededor, era la época en que tenía su programa de televisión y se mantenía actualizado, invitando a Dylan, Joni Mitchell, Neil Young, etcétera. Acá hace una versión interesante de “If I Were a Carpenter”, de Tim Hardin, tema versionado hasta el hartazgo por todo el mundo (desde los Four Tops a León Gieco) y otra de “To Beat the Devil”, uno de los temas enormes de Kris Kristofferson, que recién empezaba y todavía no era tan famoso como sería más tarde. Cash fue uno de los que le dió una mano grande.
Esta era una etapa relativamente calma en la vida de este gigante de la música popular del siglo veinte, quien siempre tuvo idas y venidas con sus adicciones y en el disco se nota, hay muchas canciones de amor, muchos temas propios, June Carter aparece en varios de los temas haciendo coros o cantando a dúo. Un buen ejemplo es “Sing a Travelling Song”, encargada de cerrar el lado A en el LP original, Cash suena relajado como pocas veces lo había hecho, disfrutando de cierta estabilidad doméstica, quizás. En el lado B tenés uno de los grandes temas de su carrera, también, otro olvidado por las brumas del tiempo, no aparece en los compilados, salvo en esos que son bien abarcativos, se trata de “Blistered”, bien lascivo, de esos que hablan de deseo desenfrenado, tocado con esa batería tipo locomotora, a toda velocidad y cantado como los dioses, haciéndose cargo de la letra como si la hubiera escrito. Si alguien vió el documental Rolling Thunder de Scorsese, por ahí se acuerdan de Jack Clement, que escribe otro de los temas, uno que aparece casi al final y refuerza lo que decíamos al principio; “I've Got a Things About Trains”. Se podría traducir como “tengo algo con los trenes”. Como si hiciera falta aclararlo.
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Waylon Jennings - Singer of Sad Songs
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