lunes, 16 de diciembre de 2024
Chocolate Watchband - The Inner Mystique
Esta es de esas bandas que parecía que se iban a comer el mundo y no llegaron ni siquiera a probar la patita de Italia. En el caso de ellos se podría decir que pudieron catar la Antártida y parte de la Patagonia. O la península de Florida y un poco de los Apalaches. Y seguramente no pocas pendejas californianas divinas, dispuestas a explorar su sexualidad, en plena época del amor libre y la mar en coche.
A pesar de la escasa discografía, tienen seguidores acérrimos, es la típica banda de culto que hace que los cultores de un género, esos que escuchan sólo un estilo y se enferman con la misma lista de temas toda su vida, babeen como gerontes sin control de esfínteres ante la sóla mención del nombre. Hay que reconocer que dicho nombre es poderoso; The Chocolate Watchband. Junto a The Strawberry Alarm Clock, The Lollipop Shoppe, The Five Day Week Straw People, The Peanut Butter Conspiracy y varios más, se bautizaban para estar al día con los tiempos que corrían. En su momento llegaron a abrir para los Mothers en el Fillmore (seguro que a Zappa no le gustaban) y Bill Graham, el famoso promotor los llevó de costa a costa con los Grateful Dead y Jefferson Airplane.
Hasta se dieron el gusto de aparecer en la mítica Riot on Sunset Srip, una de esas películas que sirven como retrato generacional. Después de varios singles, Dave Aguilar, el ultra carismático frontman, una suerte de Jagger californiano, empezó a componer y en seguida graban el LP debut, No Way Out, que no tiene nada que envidiarle -por ejemplo- al primero de 13th Floor Elevators, los dos primeros de Electric Prunes o cualquier otro disco de rock de garage con aspiraciones, por decirlo de alguna manera. Ahí había rock cabezota, troglodita al máximo, con temas definitivos como “Are You Gonna Be There” o “Let’s Talk About Girls”. Y pegaditios estaban “Dark Side of the Mushroom”, cuyo título lo dice todo y “Gossamer Wings”, en donde los tipos se daban el gusto de ir un poco más allá, de tomar distancia de la estrechez del género. Ellos jamás se lo deben haber planteado.
Para la época de The Inner Mystique ya se había ido Aguilar y las riendas las toma el productor Ed Cobb, quien se ve que mucho tiempo no tuvo para el álbum, pero en sus aportes hay magia. En el instrumental recontra viajero que abre el lado A y el excelente “Inner Mystique”, que se banca la promesa que su título promete. Hay muchos covers que pueden restarle valor a esto para algunos. Yo opino precisamente lo contrario y más si las versiones son “In the Past”, el impresionante temazo de We the People, un clásico menor de aquellos años. El gigantesco “I’m Not Like Everybody Else” de los Kinks, single de la era Face to Face y el colosal “Baby Blue” de Dylan, uno de esos a los que le han hincado el diente muchos. Ellos logran sacarle brillo, sin contar que en aquel entonces era casi nuevo.
Un disco menor en más de un sentido, a nivel escuchabilidad (todo el mundo sabe más o menos lo que es eso, asumo) está muy por encima de varios clásicos de mayor renombre, fama o como se le quiera decir. Y eso hoy es lo que importa. Me parece…
Escuchar online en YouTube o en Spotify.
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