lunes, 7 de noviembre de 2022

Big Dipper - Craps


La gloriosa década del noventa. Los que la vivimos jamás la olvidaremos. Te comprabas un disco, para empezar tenías que ahorrar para llegar a la cantidad, después tenías que esperar y ahí era donde la ansiedad te carcomía los sesos. Llegaba el disco y te ibas corriendo a tu casa a ponerlo, terminaba y volvías a ponerlo. Te enterabas a través de alguna revista o un amigo, conocer la discografía de una banda era toda una proeza y la gente recorría distancias para obtener cosas como información, un poster o lo que sea. Y fue la última década en que el formato físico importó. Era eso o nada. Hoy sé que está lleno de bandas que graban y se conforman con subirlo a Internet. También tengo entendido que algunos ni siquiera se molestan en grabar, no les interesa. Es comprensible.

Era una época en que había una división muy marcada entre quienes jugaban en primera, los que estaban en ligas menores y las bandas más chicas. Si estabas en un sello grande, en una multinacional, era que ya la habías pegado. Si eso todavía no había pasado, te iban a hacer dar el salto, con mucha plata invertida en promoción, rotación en radios, etcétera. Hoy todo es más difuso, todavía existen sellos pero son una cosa muy minoritaria, gente como Jagjaguwar, Yep Rock o Sub Pop siguen firmando artistas nuevos, que nunca salen de un gueto muy chico, de la gente que anda buscando lo que es nuevo, el gran público ni se entera. Ellos van a ver a Coldplay creyendo que es lo más de lo más en música moderna, actual o como te guste llamarlo.

Los Big Dipper eran de Boston, tenían integrantes que venían de Vulcano Suns y The Embarrasment, se las arreglaron para grabar cuatro discos (si sumamos el EP Boo-Boo, del '87) en su época de apogeo, los tres primeros para Homestead Records, quienes en su momento sacaron música de Giant Sand, Sebadoh y The Chills (por nombrar sólo a algunos) y en el cuarto van a parar a Epic, en donde seguramente… salió todo mal. El chiste de ellos era que mezclaban cosas raras desde lo musical con melodías pegadizas, muy trabajadas. Una ensalada de pop combinada con una tendencia artística, más voladora si se quiere. Craps sale en el '88 y suena por lo menos cinco o seis años adelantado a su época, hasta se pueden rastrear cosas del grunge, que todavía estaba en pañales a fines de los ochenta. En “The Insane Girl” hay cosas de The Police, sobre todo la voz super aguda, también hay punk rock, hardcore y el pop filoso y aventurero del R.E.M. de la etapa en IRS, “Semjasé” bien podría ser un tema de Document.

Es un disco que no le va a cambiar la vida a nadie, que no tiene grandes adelantos ni aportes significativos. Muchos no necesitamos nada de eso para aceptar o incorporar algo nuevo. Con que esté bien hecho estamos mas que conformes. Y acá, además, hay ideas de sobra.







Escuchar online en YouTube o en Spotify.






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