Talking Heads - Fear of Music

Funk. Una guitarrita que se te mete en el cerebro como una mosca, sin que puedas evitarlo. No es Funkadelic ni James Brown, esto es África, nada que ver con lo que haría Paul Simon en Graceland, unos años más tarde, no hay buena onda. Tampoco se puede decir que las vibraciones que transmite sean negativas, esto es Talking Heads, las cosas nunca son tan simples en estos páramos. Pero se puede bailar. Es “I Zimbra”, el primer tema del tercer LP de estudio de los neoyorquinos, el segundo fruto de la asociación con Brian Eno, hermandad que terminaría contribuyendo a separar la banda, pero no nos metamos en esa.

“Mind”, el segundo tema, ya va a territorios más familiares, al menos en apariencia. En realidad hay avances y son claros. Con respecto a More Songs About Buildings and Food sigue existiendo un parentesco y se puede trazar una línea, pero también hay novedades. La línea de bajo de Tina Weymouth es para hacerle un monumento, muy creativa y diferente, el solo de guitarra es marciano a más no poder y David Byrne parece haber descendido todavía más en los abismos de la alienación, paranoia e incomodidad del hombre moderno viviendo en la ciudad. Como pintura de una aldea, una escena y época esto es imbatible.

El giro hacia la pista de baile se hace más evidente a medida que va avanzando Fear of Music, con “Paper” y “Cities” (“… me olvidé de mencionar Memphis, hogar de Elvis y los antiguos Griegos”) estos serían los temas que darían cuerpo a Stop Making Sense, quizás la obra cumbre de los Talking Heads a nivel legado visual. Es para bailar, para moverse, pero a diferencia del noventa por ciento de la música hecha para tal fin, hay contenido y sustancia, podés detenerte a pensar un poquito y resignificar, no es tan vacío el asunto. Está bien, vamos a divertirnos parecen decir, pero si vas a la barra a pedir algo para tomar, acordate que todavía estamos presos en la ciudad.

“¿Por qué quedarse en la universidad? ¿Para qué ir a la escuela nocturna? Tiene que ser diferente esta vez. No puedo escribir una carta ni una postal, no puedo escribir absolutamente nada” dice la letra de “Life During Wartime”, uno de los temas clave, antes de dar paso a “Memories Can’t Wait” y si, alguien puede encontrar huellas en esta joya… hay premio. No se parece a nada hecho antes. En la cara B, el fluído se corta un poco gracias a una de las grandes canciones, memorable en todo sentido, se trata de “Heaven”, la particular interpretación de una fiesta en el más allá, en el paraíso, un lugar en donde hay una banda y tocan tu canción favorita pero, atención, la tocan toda la noche. El lenguaje esta vez es medio folkie, supuestamente la inspiración fue Neil Young, de hecho los acordes tienen no poco que ver con “Heart of Gold”.

El impresionante balance entre forma y contenido es la clave en Talking Heads y en Fear of Music, el concepto y las letras son importantes, fundamentales en realidad. Pero no te olvides que también hay que decirle algo al cuerpo. En este caso es “a bailar”. Es una orden.








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