Santana - Santana III

Empieza con una percusión a medio tiempo y al instante sabés que estás escuchando algo especial, único. La guitarra de Carlos recién aparece a los dos minutos, aproximadamente. Y arde. Fuerte. ¿Nombre del tema? “Batuka”. ¿Quién hacía esto en el año ’72? Ya hablaremos de eso. Es una suerte de introducción, una zambullida a una experiencia sensorial. La cosa empieza a sentirse en serio con uno de los temas más famosos; “No One to Depend On”. Deep Purple para la comunidad latina, sin el olor a sobaco y con la posibilidad de bailar al ritmo. ¡Y vaya ritmo!

Hoy en día la figura de Santana se ha visto un tanto manchada, menospreciada, en parte debido a él mismo y algunos manejos en su carrera que podrían haberse evitado. Cualquiera con cierta edad puede acordarse de Supernatural y su larga lista de invitados, varios de ellos no tenían otra virtud que estar en la cresta de la ola a la hora de recibir el llamado, la invitación del ídolo del pasado. Y eso es lo que era Santana a mediados de los noventa; alguien que pertenecía al pasado. También vale decir que Carlos ardió como una bengala en aquellos años que fueron su momento cumbre y que su composición química debió haber estado severamente alterada por no pocas sustancias. Todo eso lleva a un descanso, a la religión y dejemos de ironizar porque no se trata de eso.

Santana III es lo que sí importa. Había salido el primer disco, tocaron en Woodstock en donde Carlos volaba altísimo de LSD, como puede apreciarse en los videos, sale Abraxas, un paso al frente definitivo, la confirmación de un sonido, la voz de un pueblo en una ciudad (los mejicanos en Los Angeles), dándole entidad a una música, desafiando fronteras y barriendo prejuicios. Se podría decir que el aporte de Santana es mucho mayor que el estrictamente musical. Lo interesante del asunto es que sí estaba respaldado por música. Una música que todavía hoy suena actual, joven, cien por ciento indemne al paso del tiempo. “Toussaint L'Overture”… ¡Qué temazo! Es para entrar en trance, la guitarra se prende fuego literal y metafóricamente, esto se ha imitado hasta el hartazgo, pero acá está hecho como nunca. Vale decir que acá Santana todavía era una banda y el aporte de los músicos era muy significativo y no sólo desde los instrumentos y la performance, también desde la composición. Greg Rollie, Mike Carabello y José “Chepito” Areas figuran mucho en los créditos.

¿Querés algunas versiones? Atajá esto. “In a Silent Way” de Joe Zawinul, el tema que dió título al disco que inauguró la etapa eléctrica de Miles Davis, aparece en el disco dos de la reedición en CD, que es la va en este caso, “Para los rumberos” de Tito Puente y el combinado Peter Green / Gábor Szabó de la mano de “Black Magic Woman / Gypsy Queen”. Esta ensalada no podía fallar. Y así fue.







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