Todo el mundo vió Rompan Todo, el documental que intenta resumir en unos cuantos episodios la historia del rock latino-americano. No le gustó a nadie. Que no está Brasil (se le hubiese hecho muy largo) que no está este artista o aquella banda o que no es otra cosa que un ensalzamiento constante del enorme ego de Gustavo Santaolalla. Es lógico que haya omisiones, el abanico es enorme y la historia siempre depende de quién es el que la está contando. Más allá de sus falencias a mi me pareció que el documental es entretenido y está bien hecho, me hizo conocer un puñado de bandas a las que de otra manera no me habría acercado y, por último, lo más importante. Puede llegar a hacer que finalmente le llegue el reconocimiento a Arco Iris. La única gran banda histórica que todavía está ahí, en las sombras, esperando el revival.
Arco Iris, mientras estaba Santaolalla en la banda grabó cinco discos extraordinarios. Como bien dice León Gieco en el documental; los folcloristas los odiaban por tener que ver con el rock y los músicos de rock se reían de ellos por incorporar elementos del folclore. Fue la primera banda mestiza que hubo en Argentina, la primera que desafió cierta ortodoxia tácita que flotaba en el ambiente y que todavía hoy puede sentirse. Como si la música tuviera que responder a ciertas expectativas sobre lo que está bien, lo que se hace y lo que no debe hacerse. Desde ese lado fueron los primeros valientes, más allá de que lo hayan hecho de manera consciente o no.
Ya habían hecho el debut homónimo y en Tiempo de resurrección, el segundo LP, estaba “Mañana campestre”, el gran éxito de la banda que, como suele suceder, también fue una condena ya que no tenía mucho que ver con el resto de la producción de Arco Iris. Pero les dio vía libre para encarar un proyecto más ambicioso, una ópera rock, algo muy en boga en aquellos años. Una idea que todos tenían, llevarla a cabo era otra cosa. Hacía falta mucha disciplina, creatividad, muchísimo trabajo, ideas, inspiración y un largo etcétera. Ellos lo hicieron en Sudamérica o el regreso a la aurora. La cantidad de ideas que hay en este disco es admirable, meritorio. Es un verdadero paseo por el rock progresivo, el folk con armonías vocales, el Pink Floyd ese que parece flotar en una bruma de ansiolíticos y las músicas de raigambre folclórica de todo el continente. A nivel temático o lírico también hay hallazgos, se trata de un viaje, con sus peligros, aventuras y enseñanzas. En realidad, es una gran metáfora de la vida misma, cualquiera que escuche sus canciones podrá captar las referencias, hay un sueño colectivo que está ahí, latente, está la iluminación de espíritu a través de los cambios e incluso la política y el aspecto social de la utopía. Tratado magistralmente, sin brocha gorda, apelando a sutilezas poéticas y guiños cómplices.
Arco Iris
hizo dos discos más después de este; Inti-Raymi en el ’73 y el impresionante
Agitor Lucens V, un disco marciano en más de un sentido. El país era una olla a
presión y Santaolalla encara el exilio, en otra de esas historias que dejamos
para más adelante. La semilla ya se había plantado.
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Chequear también:
Arco Iris - Los Elementales (Fuerzas mágicas de la naturaleza)
Crosby, Stills, Nash & Young - Déjà Vu
León Gieco - Banda de caballos cansados
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