Tardé un
montón en poder sentarme a escuchar Born in the USA de Springsteen. La bandera
en la tapa, esa bandera precisamente, la canción que le da título (que ya conocía,
como casi todo el mundo) la melodía marcial, la entonación patriotera, los videos
jugando al beisbol y así podría seguir un buen rato. Después me enteré que El Jefe
en realidad estaba haciendo una crítica pero igual… el estribillo dice “nací en
Estados Unidos” y no “está todo podrido” o “era todo mentira”. Para la discusión
eterna.
PJ Harvey nunca me dijo demasiado, sus discos clásicos me parece que están bien pero no mucho más, entiendo el chiste aunque no es música que defendería a capa y espada. Pasaron los años y de repente… White Chalk. En el 2007, con más de veinte años de carrera saca un disco de la galera que nadie esperaba. Tampoco es que lo escuchó mucha gente pero todavía está ahí, para quien quiera oir que oiga. Cuatro años después sigue la saga con este disco, Let England Shake y pensé algo del tipo “no, no otra vez”. ¿No podía ser alguna metáfora en vez del nombre de su país en la tapa? Ya peinaba algunas canas y pensé en dejar de lado mis prejuiciosos. Bien que hice. Este es otro disco actual, moderno, relevante, interesante y desafiante.
La temática, en vez de ser una cuestionable declaración de orgullo nacional, es un grito de alarma. Como cualquier persona con dos dedos de frente, Polly Jean observa impávida el viraje mundial hacia una nueva derecha, el avance del fascismo, vamos, digámoslo con todas las letras. Y pinta su aldea, como buen cronista. Empieza con “Let England Shake”, que podría haber sido un tema de acid-folk de la primera mitad del setenta (Fairport Convention, Spirogyra, etcétera) y dice que su país está “aplastado por una muerte silenciosa, me temo que la sangre no va a hervir otra vez, los días de bailar quedaron atrás y me dicen que ganó la indiferencia”. Elocuencia admirable. La música de Let England Shake no podría ser más adecuada, es angustiante, asfixiante, los temas proponen climas de desesperación, de encierro, apelando a recursos innovadores, sin dejar de ser un disco de rock de guitarras. Hay que escuchar como canta en “On Battleship Hill” para ver a alguien creciendo en público con audacia… y gracia.
Hablar de las canciones de manera individual no tiene demasiado sentido, esto funciona como un concepto, una totalidad, casi te obliga a escucharlo entero, una práctica casi olvidada en días de “toco y me voy” livianito. El avance imparable del fascismo más rancio e ignorante es algo que puede vivirse a diario. Algunos optan por cruzarse de brazos e indignarse antes las noticias de la TV. Otros decicen hacer algo al respecto. Música en este caso.
Escuchar online en YouTube o en Spotify.
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PJ Harvey - Stories from City, Stories from the Sea
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