¿Se acuerdan de Pulp? Los que tenemos entre veinticinco y cuarenta años no nos vamos a olvidar nunca de ellos. ¿Quién no bailó con los himnos supuestamente frívolos de Jarvis Cocker? Con "Disco 2000" y con "Common People", sobre todo. Resulta que esos temas, que en su apogeo servían para llenar casi cualquier pista de baile, resultaron ser observaciones sociológicas agudas, llenas de prejuicios y resentimiento de clase, de lascivia e ironía. Era Jarvis Cocker desplegando todo su histrionismo y su capacidad para hacer una historia del detalle que para la mayoría es irrelevante. Ya con "Babies" del disco que vino antes de Different Class se veía venir que la cosa no iba a ser flor de un verano. Con His ‘n’ Hers ya formaban parte de la crème de la crème del britpop, en una muy conveniente tercera posición detrás de Oasis y Blur. Ya habría tiempo para la resaca post-fama de This Is Hardcore, un disco excelente, oscuro e incomprendido al momento de su aparición. Los flirteos con la fama del flaco larguirucho y desgarbado fueron erráticos; desde una irrupción -borrachísimo- en el escenario de Michael Jackson que le generaría publicidad de los dos tipos (de la buena y de la mala, publicidad al fin y al cabo) a poder acceder al ídolo/recluso Scott Walker para la producción del que sería el último disco de estudio antes de la más que lógica carrera solista; el infravalorado We Love Life. Veamos que se dice de ese trabajo de acá a cinco o seis años.
¿Y hubo vida antes de todo eso? Mucha. Más de diez años de hecho. Diez años completamente erráticos, sin nada ni remotamente parecido a un éxito de ventas y/o reconocimiento. Diez años y tres discos de estudio que parecían más un proyecto de estudiante arty y pretencioso que una banda hecha y derecha. Y es que de eso se trataba, precisamente. Freaks, el segundo LP de estudio, muestra a un Jarvis Cocker llegando a la personalidad que más tarde se inventaría, con el personaje casi delineado, ridículo, ácido, desbordado y sin miedo a experimentar, un poco por impericia y otro tanto por coraje. Las canciones son buenas también, post-punk, retorcidas. Arranca con "Fairground", que es el equivalente a la versión de Brel de "Amsterdam" que hacía Scott Walker, con su correspondiente aggiornamiento generacional. Acordes menores, ritmo circense, pero claro… esto nunca iba a ser masivo. ¿A quién le importa? Está "I Want You" (¿Cuántas canciones hay con ese título?) y ahí ya es el Pulp que todos conocemos, el de esas baladas perdedoras, “te quiero para empujarte bien, bien lejos” dice la letra. Hay un eclecticismo esquizofrénico en el disco, que más de uno podría tildar de falta de dirección, pero eso no hace más que aumentar el carácter de curiosidad de Freaks, hay que ver cómo suena la voz en "Being Followed Home", a medio camino entre Ian Curtis y Robert Smith, con arreglos de teclado para cerrar la atmósfera de paranoia enfermiza.
No vamos a decir que Freaks es una obra maestra ni mucho menos. Es un testimonio perfecto de una banda haciendo todo lo posible por ser diferente, por tener una personalidad propia, por agarrar y triturar las influencias en busca de una identidad. Tampoco van a faltar aquellos que prefieran estos discos a los de la “etapa clásica”. Razones no van a faltar.
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Pulp - Separations
Jarvis Cocker - Further Complications
1 comentario:
"We love life" infravalorado. Correcto.
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