Hay tipos que son mucho más que músicos. Es el caso de Donovan. Gurú psicodélico, niño eterno, paradigma hippie, poeta ensoñado y heredero directo de la generación beatnik de Kerouac y Ginsberg. Donovan es un duende folk, un habitante secreto de los bosques que hizo carrera en la ciudad. Se lo puede ver rodeado de tules, hadas y flores para regocijo de sus detractores pero una vez que bajaste las barreras del prejuicio, la música de Donovan funciona a modo de hechizo, un encantamiento que, una vez que hace efecto, yo no te abandona.
Estuvo en el lugar adecuado y en el momento justo, hay que decirlo. Después de sacarse de encima aquello de “La Respuesta Inglesa a Dylan”, fue cuando su música despegó y se volvió trascendente, fundamental. A partir del glorioso Sunshine Superman podríamos decir. Un firme candidato al título de Primer Disco Psicodélico de Todos los Tiempos, la producción del gran Mickie Most hizo maravillas para colorear las ya de por sí excelentes composiciones.
Para esa época se codeaba con los Stones y los Bee Gees, era amigo de los Who y tenía mucho éxito en Estados Unidos, sobre todo gracias al simple "Sunshine Superman". Ahí es cuando irrumpe en su vida el legendario gurú indio, nada menos que el Maharishi Mahesh Yogi y el mítico viaje al ashram indio, para aprender a meditar con los Beatles y parte de su séquito. Ese viaje es importante por dos cosas; hizo que millones de jóvenes occidentales (y no tan jóvenes) se interesaran en las milenarias culturas de Oriente y porque -según dice la leyenda- Donovan, un guitarrista muy dúctil, les enseñó a los Beatles varias técnicas y afinaciones que pueden escucharse en varias de las canciones compuestas en ese período. Las que después formarían parte del inolvidable Álbum Blanco. Y las canciones que se trajo Donovan de aquel viaje son las que forman parte de este trabajo, el primer disco en formato box-set de la música popular: A Gift from a Flower to a Garden.
Está el relato autobiográfico de la mano de "The Mandolin Man and His Secret" o la psicodelia folkie y etérea de "The Enchanted Gypsy", pasando por "Oh Gosh" con un tempo de jazz y unos detalles de producción que son una delicia. Sin Donovan no hubiera existido Nick Drake, esa manera de tocar la guitarra, con precisión y haciendo uso de afinaciones no convencionales como en "Isle of Islay", un poema hermoso o "The Magpie" no hacen más que confirmarlo. Ni hablar de todo el folk inglés que apareció a fines de los sesenta, con Fairport Convention a la cabeza.
En realidad A Gift… que era doble, salió “partido en dos” en Estados Unidos y las canciones se repartieron entre Wear Your Love Like Heaven y For the Little Ones. Algo que tiene sentido ya que los dos discos son bastante diferentes; uno es más psicódelico y está más arreglado y el otro es más espartano, hipnótico e idiosincrático.
¡Atención! Aquellos que no se hayan acercado ya a Donovan, quizás no sea éste el disco ideal para iniciarse, requiere cierta complicidad, conocer el estado mental de Donovan y su mundo habitado por niños, hadas y animales mitológicos. Quienes buscan guitarras ardientes y estridencias mejor vayan buscando por otro lado. Pero quienes se pongan del lado de alguien que ofrece una vía de escape rápida y efectiva del agobio cotidiano, estarán felices. A Gift from a Flower to a Garden logra eso y mucho más.
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Chequear también:
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1 comentario:
Me encanta Dónovan. Buen post.
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